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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dos cosas llaman la atención especialmente en esta película.
La primera es que se trata de una producción holandesa, cinematografía que no se prodiga en aparecer por nuestras pantallas y cuya mejor contribución al cine mundial no deja de ser su explosiva y guapa actriz Silvia Kristel.
La segunda es que se trata de un film de terror en el que el asesino es una máquina, el ascensor que da lugar a su título y con ello no hacemos ningún spoiler.
En este aspecto no es que sea totalmente original en su argumento, ya que otras cintas como 'Diablo sobre ruedas' (1971) o 'Christine' (1983), tenían como asesinos, en la primera un gran camión, mientras que en la segunda se trataba de un coche y en 'Engendro mecánico' (1977) su protagonista era una computadora la asesina.
Cuatro personas quedan atrapadas en el interior de un ascensor de un gran edificio y están a punto de morir asfixiadas.
Sin embargo, el aparato no muestra ningún síntoma de estar averiado.
Poco después, una persona ciega, que va usarlo, sólo encuentra el hueco y cae al vacío, mientras que un guardia de seguridad acaba decapitado.
Cuando se produce el tercer accidente, Félix Adelaar, el técnico de mantenimiento, con la ayuda de una joven periodista, comienzan a investigar por su cuenta seguros de no encontrarse ante un simple problema de tipo mecánico.
No obstante se ven envueltos en una red de misterios y peligros ante los desconcertante accidentes mortales que se vienen produciendo en ese nuevo edificio de oficinas.
La película está planteada a manera de bocadillo, con un comienzo en el que el ascensor casi asfixia a cuatro personas, despeña a un invidente, decapita a un vigilante nocturno.
En medio se nos introduce una charla científica de un profesor de la universidad sobre microprocesadores electrónicos que va a dar pie posteriormente para la justificación, por los pelos, de la actuación del criminal ascensor.
Aún quedará algún que otro asesinato antes de descubrirnos totalmente las causas y motivos de los mismos.
Hay que agradecerle a su director y guionista Dick Maas el que deseche efectos de grueso calibre en la presentación de los asesinatos y la abundancia de sangre en favor del suspense y la caracterización de los personajes, aunque no por ello deja de lado el efectismo de algunos planos, como el grito del comienzo, la ambulancia de juguetes entre otros.
Pero lo que requería un sólido guion con buenos efectos especiales se sustituye por algunas secuencias que están bien logradas, como la lucha final del protagonista y en su contra algún que otro relleno, al tener una imaginación corta en cuanto a la realización de su puesta en escena.
Gran premio en el Festival de cine fantástico de Avoriaz. Premio Golden Calf a la mejor dirección en el Festival de Nederlands.
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