|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Después de que su novio, traficante de drogas de gatillo fácil, le tienda una trampa, tras robar una fortuna a un cártel, Lydia, una irresponsable joven de 17 años, alcohólica y drogadicta, se ve obligada a escapar.
En su huida sólo encontrará un aliado: su fracasado y desastroso padre, John Link, un borracho motero rebelde, ex convicto, que está cumpliendo la condicional, que desea ejercer de buen progenitor, que lleva varios años sin ver a su adolescente hija. Ahora tiene la oportunidad de hacer lo correcto, proteger y salvar la vida de su niña de unos traficantes que intentan asesinarla por un ajuste de cuentas, aunque para ello tenga que poner en peligro la suya.
Del director francés, parisino por más señas, conocemos su película 'Asalto al distrito 13' (2005) y más recientemente la pasada temporada le vimos 'Una semana en Córcega' (2015), ambos títulos de acción, aunque con distintas características, género en el que podemos enclavar este nuevo film lleno de violencia y muerte que inunda su aún corta filmografía en torno a la forzada relación que se establece entre este poco ejemplar padre y su díscola hija en peligro de muerte.
En paralelo corre la filmografía del protagonista, Mel Gibson, actor en forma, cuyas últimas cinta también van por el mismo camino: 'Vacaciones en el infierno' (2012), 'Los mercenarios 3' (2014) y ahora 'Blood Father' (2016), que parece haberse especializado en el thriller de acción y violencia, como rememorando aquella serie que le hizo famoso incorporando el personaje de Mad Max, ya que algunas de las circunstancias que le rodea hacen pensar fácilmente en ello.
El elemental guion de esta película, correcto aunque previsible pero con sorpresa final, está basado en la última parte de la novela de Peter Craig, hijo de la actriz Sally Fields, de ahí tal vez su corta duración.
En esta historia se incluye el valor de la familia, la lealtad y las segundas oportunidades a pesar de que no hay buenos y malos ya que todos son delincuentes entre los que se lleva a cabo un ajuste de cuentas implicados en el tráfico de drogas, antecedentes penales por crímenes, salvo la angelical criatura que es el motivo del enfrentamiento por la supervivencia de la misma.
Si le quitáramos el marco en que se enclava la trama nos quedaría la relación de un padre con su hija a la que no ve desde hace mucho tiempo y que quiere recuperar el amor que siente por ella, a la que no cuidó en su día como debía, motivado por su mal comportamiento y por la que está dispuesto a sacrificarse literalmente, ya que tiene buenas intenciones de regeneración y de volver a ser un hombre socialmente limpio y honrado, pero el lío en que se ve envuelto, sin querer, no le dejará redimirse, metido en una espiral salvaje en un mundo en el que no existen los valores humanos, sólo la ley del revolver.
La arrugas del rostro de Mel Gibson parecen reflejar la mala vida de John Link debido a su turbulento pasado, soportando el peso de los errores, de hijo adoptado que se ve obligado a matar por defender a su padre, vivencia en los bajos fondos y entre rejas, que acentúan el buen trabajo del actor, que sigue teniendo carisma, seguido por una vivaracha Erin Moriarty, rodeados de eficaces secundarios entre los que figuran Diego Luna y William H. Macy cuyos personajes están descritos de un simple brochazo.
Jean-François Richet, director curtido en cine de acción, mejora la puesta en escena, sobria, directa, con respecto al anterior título suyo citado, hace que se vea con interés hasta su final, demostrando que sabe hacer correctamente un buen cine de consumo, honrado y honesto, manteniendo bien el ritmo.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE