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CRITICA
Por: PACO CASADO
La nuevas generaciones no conocen el dramático cine que hacía Ingmar Bergman, únicamente las producciones actuales que nos van llegando del país sueco que están resultando muy diferentes a las del gran realizador ya fallecido, pero de todas formas siguen siendo unos dramas interesantes que plantean problemas muy actuales como es el caso del joven protagonista de esta historia inspirada en un hecho real en torno a su reinserción en la sociedad.
Cuando John, un joven de quince años, regresa a casa junto a su padre y un hermano menor, Filip, tras pasar un tiempo en un reformatorio, donde pagó por el error que cometió, trata de dejar atrás lo que hizo, mirar hacia adelante y comenzar de nuevo.
Sin embargo para la comunidad local sueca en la que vive, su delito, que terminaremos sabiendo, está perdonado, pero no olvidado por los habitantes del lugar.
La presencia de John abre viejas heridas y saca a relucir lo peor de todos los que tiene a su alrededor y poco a poco el ambiente se va enrareciendo y tomando forma hasta ser víctima de una espiral de violencia.
Es agredido en un supermercado, repudiado por algunos alumnos de su clase e incluso golpeado, a lo que no responde para que no le expulsen del colegio, pero casi todos ellos firman una petición para que no vuelva.
Tan sólo Malin, una de las chicas, le presta su apoyo, pero las agresiones no son únicamente hacia su persona sino que también llegan a ser contra la casa familiar.
Sintiéndose abandonado por los que fueron sus amigos y las personas que ama, se pone de manifiesto que la sociedad a la que ha regresado no está preparada para perdonarlo y olvidar lo que pasó.
John pierde la esperanza y la misma agresión que le envió a pagar su error comienza a surgir en él de nuevo, ya que no puede dejar atrás el pasado y finalmente decide enfrentarse a él de la única forma que sabe.
La película nos invita a reflexionar sobre la cuestión que expone como es el tema de la culpa, el perdón, la reinserción, la intransigencia en la sociedad después de haber cometido un error y pagado por su culpa y si hay que dar la oportunidad de volver a tener una nueva vida o convertirse en una víctima del trato dado por la sociedad que le rodea que lo excluye.
El director sueco Magnus von Horn tras estudiar en la prestigiosa escuela de cine polaca de Lódz, hacer tres cortos y un documental, debuta en el largometraje de ficción con Después de esto, que realiza con la frialdad habitual del cine nórdico que se transmite igualmente a la relación entre padre e hijo, con un tono pausado, reposado, a base de planos fijos con encuadres bien seleccionados en los que entran y salen los actores sin necesidad de mover la cámara y apenas si utiliza el travelling en un par de ocasiones y en cuanto al guion nos va facilitando los detalles con cuentagotas para captar la atención del espectador, aunque hay algunos aspectos que no aclara convenientemente.
En ese mismo tono está la actuación de Ulrik Munther, un joven cantante que debuta en la pantalla como protagonista, con cara de bueno, de no ser culpable de nada, muy introspectivo, que apenas se relaciona con sus compañeros por evitar problemas, pero tampoco se defiende aunque sea verbalmente, lo que da ocasión al espectador a dudar de su culpabilidad al no tener conocimiento de principio de cual fue su delito.
En la interpretación tenemos, como curiosidad, la presencia de Inger Nilsson en el personaje de la directora del instituto que fue la mítica Pippi Langstrump de la famosa serie televisiva Pippi Calzaslargas de décadas atrás.
Mejor película, director y actor secundario del Instituto sueco del cine. Mejor director, guion y montaje en los premios Polish National. Pasó por los festivales de Cannes, San Sebastián y Karlovy Vary.
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