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CRITICA
Por: PACO CASADO
La cartelera suele renovarse cada semana con algún producto de animación para los más pequeños de la casa que son los que suelen asistir acompañados de algún mayor, lo que los hace muy interesantes en el aspecto comercial, al tiempo que fomenta su presencia en los cines y también que no se pierda la afición, por lo que es un buen caldo de cultivo en este sentido.
Pero muy de tarde en tarde nos llega alguna película de animación que no es adecuada para ellos, sino que va dirigida a un público adulto, como es la que comentamos que en su calificación orientadora va encaminada a mayores de 16 años.
No obstante algunas madres o padres que no estén informados pueden cometer el error de llevar a sus hijos a esta gamberrada, soez, malhablada y malintencionada que, entre otras cosas, niega la existencia de Dios como es 'La fiesta de las salchichas' en donde el doble sentido, los tacos y las palabrotas malsonantes se suceden con la misma frecuencia que las balas de una ametralladora, cosa que no nos extraña estando en el origen de esta historia Seth Rogen, Evan Goldberg y Jonah Hill a los que se deben algunos de los títulos más recientes de la nueva comedia americana como 'Supersalidos' (2007) y 'Superfumados' (2008), lo que da idea bastante precisa de por donde va ésta dirigida por el irlandés Greg Tiernan y el tejano Conrad Vernon.
La trama sigue el drama de Frank una salchicha y de otros productos del supermercado que son sus amigos, cuando descubren que serán brutalmente asesinados al llegar a la casa de sus compradores.
Es entonces el momento en el que necesitan encontrar la manera de regresar al supermercado y avisarles a los que allí quedaron de lo que les espera y lo que realmente sucede con la comida.
En el terreno de la animación se encuadra este film pero esta vez va dirigido a un público adulto que tiene como protagonista a Frank la salchicha que lidera al grupo en la aventura de un arriesgado viaje para descubrir la verdad sobre su existencia y sobre lo que pasa realmente cuando son comprados para abandonar la tienda de los alimentos.
Indudablemente en este caso no es para niños, ya que se trata de un producto obsceno, xenófobo y muy gamberro, que cuenta la historia de amor de Frank la salchicha protagonista y el panecillo Brenda, en la que ambos sueñan con convertirse en un perrito caliente, con toda la intención de cómo se introduce uno en el interior del otro en lo sexual, lo que en dibujos animados pretende tener su gracia, pero personalmente no se la vemos por ningún lado y la poca que tiene es de tono escatológico.
Es un desmadre crítico con la hipocresía moral, el fanatismo, el capitalismo, el consumismo y la religión con un claro mensaje antirreligioso, explícita en sexo y violencia, con golpes bajos sobre la diferencia racial, muy en la línea en que va la estúpida comicidad de la tremendamente grosera comedia juvenil norteamericana políticamente incorrecta en los últimos tiempos, en donde se ha perdido la elegancia y el buen gusto que no aparece aquí por ninguna parte.
Y lo peor es que está siendo un éxito comercial en su estreno americano.
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