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CRITICA
Por: PACO CASADO
En su momento el cine americano ya hizo esta experiencia de filmar una película con cámara subjetiva, esto es, puesta en el lugar del protagonista, al que no vemos nunca, y cuanto contemplamos es lo que ven sus ojos.
Eso ocurrió con 'La dama del lago' (1947) de Robert Montgomery, sobre una novela de Raymond Chandler.
Esto mismo es lo que se ha pretendido con esta producción rusa en la que se emplea la técnica de los videojuegos de acción, y en este sentido bien podemos decir que esta es la primera que vemos con ese sistema para contarnos una historia de ciencia ficción con un protagonista, Henry, mitad humano, mitad robot que en el comienzo no recuerda nada después de haber sido tiroteado y resucitado por Estella, su esposa, que le dice su nombre Henry. Pero poco después la secuestran por lo que debe rescatarla. Está en manos de Akan, un megalomaníaco poderoso señor de la guerra con poderes telequinéticos que cuenta con un ejército de soldados mercenarios y un plan para dominar el mundo.
La acción se desarrolla en Moscú y todos le quieren muerto, menos un misterioso británico llamado Jimmy, que está de su lado. Si puede sobrevivir y desvelar el misterio, tal vez logre descubrir la verdad acerca de su identidad y liberarla.
Si nos hemos excedido en contar algo del argumento es por ayudar al espectador a aclarar lo que realmente ocurre, porque la verdad es que todo es confuso, increíble y mareante, ya que creemos que este experimento está bien para hacerlo con un drama, con una historia más sosegada y no con un film que es pura acción y con tantas persecuciones, con lo que la cámara resulta totalmente mareante.
Es una aventura bestial y una experiencia única para los espectadores que la viven en primera persona a través de su protagonista que es de una acción realmente violenta.
Para quienes se hayan criado con el lenguaje de los videojuegos tiene cosas absurdas que hay que aceptar como que el protagonista sea mudo o el aspecto que tiene el personaje y que entremos en el mundo de nuestro héroe, tan demencial como complicado, como el de cualquiera que se haya pasado pegando tiros a enemigos virtuales.
Es como un videojuego en el que el único que juega e interactua es el guionista y director en este caso, Ilya Naishuller, que hace con ésta su ópera prima.
Es la adaptación más real vista nunca de un videojuego al cine a pesar de no estar basada en ninguno de ellos, debido a su estética y al estar rodada desde el punto de vista de Henry.
La historia se estructura en torno a una serie de tiroteos y escenas de acción, siempre con cámara subjetiva, que se vuelve tediosa y repetitiva en todo momento, a lo que contribuye también la abrumadora música electrónica de la banda sonora.
Prohibida para los que sean propensos al mareo con una historia compleja o para aficionados a los videojuegos con escenas absurdas y disparatadas para entretenerse con tantos disparos.
Premio en la sección Midnight Madness del Festival de Toronto.
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