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CRITICA
Por: PACO CASADO
En estos momentos que tanto se habla de William Shakespeare a raíz de las nominaciones a 'Shakespeare in love' (1998), llega oportunamente una película clásica sobre la obra que este autor escribió cuando tenía 30 años, llevada al cine en su día por Lawrence Oliver, posiblemente el actor y director más grande del ingenio de las letras británicas.
En el film está todo el tremendismo que late en este sombrío relato de las ambiciones desmesuradas de sus personajes, con los magníficos monólogos de la deforme figura de Ricardo III, con su carácter insidioso de ser revestido de los sentimientos más perversos, que tienen su raíz en la médula obsesiva de su conciencia como reflejo indirecto de su desgracia física.
Desde el punto de vista argumental Laurence Olivier respeta casi todos los parlamentos, hace modificaciones leves, introduce algunos personajes nuevos como el de Lady Shore, que no está en la obra, y nos muestra algo que no podía el teatro: la batalla de Bosworth.
Emplea un tratamiento de color innovador, utilizando el perfecto sistema de Vistavisión, con una buena ambientación de la época y un ritmo cinematográfico que se resiente de su larga duración.
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