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CRITICA
Por: PACO CASADO
Afortunadamente el sobrevalorado movimiento Dogma 95, que tanto daño hizo al séptimo arte, hace tiempo que ya no se practica en el cine danés. Han llegado directores que han hecho un cine más tradicional y con temáticas interesantes que vuelven a poner a su cinematografía en el candelero, pero en este caso para bien.
Ambientada en Dinamarca en el año 1975, narra la historia de un profesor de Arquitectura que hereda, a la muerte de su padre, el viejo caserón en las afueras en el que vivió su infancia, que visita tras muchos años en compañía de su esposa Anna, presentadora de televisión y de su adolescente hija Freja.
Debido a sus grandes dimensiones y el elevado coste de mantenimiento de la casa y pese a las retiscencias iniciales de Erik, deciden compartirla e invitar a vivir con ellos a unos amigos para hacer frente a los gastos y así una docena de ellos se instalan allí para vivir juntos con la inquietud de experimentar un modo de vida diferente y descubrir las peculiaridades de la vida colectiva.
En esta improvisada comuna, en la que todos cuidan de todos, se darán cuenta de que han conseguido desterrar la monotonía, pero también el frágil equilibrio de su matrimonio.
Con ello esperan alejar el aburrimiento que ha empezado a infiltrarse en la pareja.
Se toman decisiones en común, se habla de todo y se discrepa en mayor o menor grado debido a sus idiosincracias, pero también se practica la solidaridad y la tolerancia.
Las buenas intenciones y el libertinaje de aquellos años se muestran en los habitantes de la mansión.
Pero el equilibrio amenaza con romperse cuando Erik se enamora de Emma, una alumna suya de 24 años, que se traslada a vivir en la casa, sorprendentemente con el consentimiento de Anna y el asentimiento de los demás.
Los habitantes se encuentran divididos entre sus deseos personales y los valores generales de la comunidad.
El film es una sucesión de decisiones de unas personas perdidas en esa comuna que se alejan un poco de la realidad de la vida de la Dinamarca de los 70.
El danés Thomas Vinterberg, director de 'Celebración' (1998) y 'La caza' (2012), se basa en parte en sus propias experiencias ya que pasó un tiempo de su vida en una comuna, desde los siete hasta los 19 años, por lo que es un proyecto muy personal, que describe como una época loca, maravillosa y fantástica.
Tiene una narración sobria y formal para hablar de unos personajes que quieren afrontar de manera adulta y natural los contínuos cambios que sufren en sus vidas al atreverse a cambiar relaciones familiares, convivencia, tristeza, sexo y algunos pequeños momentos de felicidad.
Viderberg vuelve a ofrecernos una conmovedora historia en la que aborda temas como las relaciones sociales, la familia, el modo de vida en comunidad, el amor, los conceptos de propiedad privada y común, los sentimientos amorosos, la infidelidad tolerada y la elección que debemos hacer en momentos cruciales de la vida.
El guion que se basa en la obra teatral de igual título de Thomas Vinterberg y Mogens Rukov trata de disimular su origen escénico pero no acaba de definir bien a los persoanjes, ni los comportamientos de los mismos. Para hacerlo contó de nuevo con Tobia Lindholm que ya había escrito con él 'Submarine' (2010) y 'La caza' (2012).
La historia va derivando hacia el triangulo romántico en el que termina por entrarse y la reacción que provoca la relacion entre ellos. Apunta demasiadas cosas pero la vida en comunidad y la convivencia no está bien desarrollada y no reflexiona en torno a las diferentes formas de familias y cómo reaccionan unos y otros. Compartir la vida cotidiana es facil, lo que no lo es tanto son los sentimientos.
En el apartado interpretativo muy bien la veterana Trine Dyrholm como Anna, justamenmte premiada, y Ulrich Thomsen como Erik formando la pareja protagonista, mientras que los demás conforman una especie de dramático coro clásico.
Película sencilla, correcta, sin grandes pretensiones, con diálogos nada pretenciosos, con toques de humor de una famlia que se convierte en una comunidad y el dolor que les produce cuando uno de ellos muere y dos miembros se separan, de los que nos gustaría conocer mucho más, que entretiene pero no es redonda aunque no deja indiferente.
Oso de plata mejor actriz Trine Dyrholm en Berlín. Mejor montaje en los Premios del cine europeo.
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