|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay géneros en el cine americano que se consideran muertos y de vez en cuando resucitan sin que lleguen a ponerse nuevamente de moda, como le pasa al western y en menor escala al musical y cuando alguno de estos reaparece se celebra con alborozo, sobre todo si se ha conseguido una obra con buena factura como es el caso que comentamos.
Cuenta la historia de Mia, una joven aspirante a actriz, que entre tanto trabaja como camarera sirviendo cafés a estrellas de cine y Sebastián, un entregado pianista, músico de jazz, que se gana la vida tocando en clubs de media muerte.
Ambos se conocen en Los Angeles y tras algunos encuentros inesperados, las chispas saltan entre ellos, se enamoran, mientras tratan de hacer realidad sus sueños, al tiempo que afrontan las frustraciones de los inicios, hasta lograr tener él su propio local y ella soporta el maltrato de los directores en las pruebas de casting hasta llegar a ser una gran estrella, en este cuento de hadas.
La lucha por conseguir lo que quieren amenaza con separarlos ya que algunos sueños se cumplen, otros se transforman y unos cuantos mueren.
Damien Chazelle, un joven director de 31 años, hace un claro homenaje a la ciudad de Los Angeles y a los musicales clásicos de Hollywood de la época dorada, a través de la música, las canciones y los bailes, pero también al cine del realizador francés Jacques Demy, autor de 'Los paraguas de Cherburgo' (1964) o 'Las señoritas de Rochefort' (1967), con esta historia de amor entre dos jóvenes soñadores.
Es una mezcla de ambos tipos de musicales, ya que las partituras de Michel Legrand eran muy jazzísticas y aquí el jazz tiene bastante importancia, con una gran presencia en muchos momentos en la banda sonora, con temas ciertamente interesantes.
Los números musicales apenas tienen montaje ya que están rodados casi siempre en plano secuencia como la estupenda escena con la que arranca y la del final que sin diálogos y con la música se nos da el paso del tiempo.
El guion trata con delicadeza a los protagonistas, aunque los dos actores que componen la pareja no sea ninguno de ellos grandes cantantes, ni bailarines, pero sacan adelante su trabajo y lo hacen tan bien que parece que lo sean.
Ambos tuvieron que aprender a bailar y sobre todo él a tocar el piano ya que en este caso no hay doble de manos a la hora de pulsar las teclas.
El trabajo de la pareja protagonista hace que funcione, pero pierde parte de la alegría provocada en el comienzo.
El sacrificio que hacía el protagonista de 'Whiplash' (2013) para alcanzar la meta que se había propuesto está de nuevo presente en los personajes de este tercer largometraje de Damien Chazelle, de profesión músico, que tocaba la batería, antes de ser director de cine, instrumento que tenía un gran protagonismo en el título citado.
Es un musical romántico con alma de jazz desde el inicio hasta el final entre dos personas, de las que conocemos su relación y su forma de ver la vida a través de un relato de amor realmente delicioso y emocionante con la magia de los mejores dramas clásicos y la vistosidad de los musicales dorados de Hollywood, que en ningún momento llega a superarlos aunque los números musicales son bastante inspirados, tratados con elegancia brillantez y talento, debidos a Justin Hurwitz, compositor con el que colabora desde su primera película, 'Guy and Madeline on a Park Bench' (2009), después en 'Whiplash' (2013) y ahora en ésta.
Un notable film aunque no es innovador, ni abre nuevamente los caminos al género, ganador de gran cantidad de galardones para ser una copia de los musicales a los que homenajea.
A los espectadores jóvenes que no conozcan las obras cumbres del género posiblemente les sorprenderá pero no para considerarla una obra maestra, con unos números interesantes pero baja su ritmo en el momento en el que predominan los diálogos y se olvida de la música, con la valentía de copiar y que parezca original y de darle un final que no es frecuente en el género.
Homenajea al musical clásico americano que en muchos momentos está presente en la cinta, con una historia algo clásica y tópica de chico conoce a chica, se enamoran, que no acaban de encontrar su lugar cada uno.
Damien Chazelle, que había escrito el guion de 'Grand Piano' (2013), con Elijah Wood y John Cusack, que se rodó en España, mueve la cámara con una gran elegancia como lo demuestra en la secuencia inicial del atasco en la autopista, y es capaz de plasmar los números de baile espectaculares como el que sucede en el observatorio de Los Angeles que es un claro homenaje a 'Rebelde sin causa' (1955) de Nicholas Ray.
Tal vez esté algo alargada y no sea el musical más maravilloso, pero satisface plenamente, logra emocionarnos y es muy agradable de ver y escuchar.
Inauguró la Mostra de cine de Venecia y Emma Stone ganó el premio a la mejor actriz. Ganó 7 Globos de oro: Mejor musical, director, actor (Ryan Gosling), actriz (Emma Stone), guion, banda sonora y canción (City of stars). Premio del público en Toronto. Once nominaciones al Bafta.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
PREMIERE