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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dentro de los géneros considerados muertos como son el western y el musical, podríamos incluir también el cine de gángsteres que tanta gloria le dio al cine americano y del que de vez en cuando surge algún nuevo título, que nada tiene que ver con las películas de agentes secretos más modernas.
En ese sentido Ben Affleck parece que se ha erigido en recuperador del mismo como lo ha demostrado ya en algunos de sus films anteriores y lo vuelve a hacer con 'Vivir de noche' (2016).
Ambientada en Boston durante los años 20, en la época de la Ley seca, gira en torno a Joseph Goughling, un hombre que se adentra en el mundo del crimen organizado.
Él se considera un ladronzuelo, pero no un gángster, algo que va en contra de su carácter, ya que tiene sentido de la justicia y un buen corazón, lo que a veces va en su contra. Pero no quita para que en algún momento quiera tomar venganza.
Tras la galardonada 'Argo' (2012), Ben Affleck vuelve a compaginar la dirección y la actuación en esta cinta de suspense basada en la novela 'Live by night', del autor bostoniano Dennis Lehane, autor de los libros en los que se inspiraron tanto 'Adiós, pequeña, adiós' (2007), como 'Mistyc River' (2003).
Joe Couglhin es hijo de un ilustre policía, pero no sigue los pasos de su padre y se une al crimen organizado para traficar con alcohol. Joe fue un soldado en la Primera Guerra Mundial, que no quería aceptar órdenes de nadie, que se ve obligado a meterse en una banda.
Recrea tanto Boston como Florida de los años 20, con una perfecta ambientación de la época, con un toque de cine negro perjudicado un poco en la segunda mitad donde aparecen temas que distraen la atención, pero la cuestión es que la historia en los momentos centrales se alarga demasiado, y vuelve a levantarse al aparecer la acción en los metros finales, como también la hay en el primer tercio con una estupenda persecución de coches tras el robo en un banco.
Esto hace que a pesar del notable guion que posee resulte un poco desequilibrada, lo que no le quita calidad, ya que está bien rodada, recupera brillantemente el cine de gángsteres, al que hace un homenaje, con una excelente narración de voz en off que ayuda a la comprensión de la historia de cómo se pasó del contrabando de alcohol a caer en el negocio del juego y después en el tráfico de droga.
De nuevo Affleck hace un thriller y otra vez en Boston y también se acerca al cine negro con una historia de ladrones, atracos y códigos de amistad entre delincuentes, que resulta algo menor que el título de su debut, pero con una mejor historia y dirección, ambientado justo después de la Gran Depresión con una escalada de violencia por el control del alcohol que era lo que daba más beneficios durante la Ley seca, en la lucha de irlandeses contra italianos por el control del ron.
Joe es un ladrón que no se casa con nadie hasta que conoce a la amante del jefe de la banda irlandesa, Emma Gould, que es su infiltrada. Después vendrá Graciela para cambiar su vida.
El guion se salta el tiempo que la novela dedica a Joseph en su permanencia en la cárcel que ocupa un buen número páginas de la novela, tras lo cual se hace un sitio como gángster y se decide por el bando italiano y todo lo logra gracias a su amigo Dion Bartolo.
Tiene una buena historia y ambientación de decorados y vestuario y el trabajo de Ben Affleck mejor como director que como actor con una interpretación hierática y algo fría, acorde con el ritmo de la película, que tal vez no sea el necesario. Muy bien dos veteranos como Brendan Gleeson y Chris Cooper.
No alcanza el nivel del género, ni de otras del director, pero es un buen film con una notable historia de mafias que podía haber sido algo mejor.
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