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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando la distribuidora anunció que había comprado los derechos de distribución en España de la comedia 'Quo vado?', que en nuestro país se le ha puesto el título de 'Un italiano en Noruega', y saber que era campeona de taquilla en Italia, pensamos que por fin podríamos recuperar esa producción cómica del país de la bota que tanta fama y éxito tuvo en épocas pretéritas de la mano de los grandes realizadores de aquella cinematografía.
Ésta batió récord con 65 millones de euros y más de diez millones de espectadores, convirtiéndose en la película más taquillera de la historia en Italia.
Ahora al tener ocasión de verla nos hemos llevado una verdadera decepción, ya que es una comedia llena de situaciones tópicas que a lo más que logra es hacernos sonreír en unas cuantas ocasiones, pero nada más.
Narra las peripecias de Checco, que tiene 38 años, vive en un pueblecito italiano, es un funcionario que está orgulloso de serlo, ya que es el trabajo de sus sueños, y no quiere dejarlo. Pertenece a una administración provincial del sur de Italia, con quince años de servicio, con un trabajo tranquilo y relajado en el que se dedica a la rutinaria, pero cómoda tarea, de expedir las licencias de caza y pesca, y disfrutando con todas las prevendas que le llevan los que van a solicitarla.
Vive feliz en casa de sus padres, mimado por su madre y con una novia con la cual no tiene intención de casarse, ni mucho menos de tener hijos.
Pero su plácida vida se viene abajo cuando el Estado decide aplicar unos recortes y eliminar de las provincias algunas delegaciones que no son muy necesarias para la administración.
Para él un puesto fijo es sagrado y luchará por mantenerlo sin importarle a qué inhóspito rincón del mundo lo quieran enviar.
Antes que aceptar una indemnización y buscar otro trabajo, Checco admite varios traslados a regiones remotas de Italia y finalmente se aviene incluso a ser enviado a la fría Noruega para trabajar como guardián de una estación científica italiana en el Polo Norte, donde conoce a Valeria, que le cambiará la vida.
Lo mejor que le puede suceder a un italiano medio es conseguir un puesto fijo, es decir, un empleo público, lo que significa estabilidad permanente porque claro, también lleva consigo algunos chanchullos como dádivas, regalos y otros beneficios propios de la corrupción.
Checco es uno de los que se aprovecha de ello, pero el gobierno decide eliminar toda la burocracia estatal que no es necesaria y de camino la corrupción.
Una comedia satírica contra el funcionariado y una visión con cierta ironía sobre cómo un traslado obligado a un país civilizado como Noruega puede hacer temblar las costumbres y los hábitos de la gente de aquellos lugares.
Una especie de sitcom, llena de canciones con mensajes y algún que otro gag políticamente incorrecto sobre inmigrantes y discapacitados y la insistente persecución que le hace la funcionaria Sironi para que acepte la indemnización.
Checco Zalone es un cómico muy popular en Italia, que ha trabajado ya en cuatro ocasiones con este director, Gennaro Nunziante, y cada vez con más éxito comercial, que encara en esta ocasión una comedia simpática llena de tópicos, muy sencilla y básica, que hace sonreír a base de comparar el carácter latino campechano y desvergonzado, con el nórdico, serio, educado y poco amigo de bromas.
En cuanto a la interpretación Checco Zalone no hace más que incorporar su personalidad al personaje, al que su paisano y director le deja lucirse, que se ríe de sí mismo y de Italia sin temer meterse en temas políticos o hacer crítica social.
Es simplemente distraída, sin más.
Premio Ciak de oro a la mejor actriz de reparto Sonia Bergamasco. Nastro d'argento al mejor productor.
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