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CRITICA
Por: PACO CASADO
Unos actores se reúnen para asistir a un taller de actuación. Su motivo es investigar y desarrollar un drama de una película a realizar. Con un guion sin terminar, que cuenta una historia de amor y de fondo taurino, los actores del Teatro Lab, con el director Gabriel Olivares a la cabeza, se dedican por entero a la pasión por el arte de la narración y la emoción de la creatividad.
Esto es lo que podríamos decir que es este largometraje, que empieza con los ensayos del grupo teatral de un posible film que se va a ver reflejado en el escenario con arreglo a la frase de Peter Broock que dice "Puedo tomar cualquier espacio vacío y mudo. Un hombre camina por él y otro lo observa y es todo lo que se necesita para crear un espacio de ficción".
Hay momentos en los que los actores escenifican actuaciones con agua, bien en una piscina o en la ducha, por supuesto sin el líquido elemento y siempre con la cámara oscura como fondo del escenario y todos vestidos de negro, con bastante realismo, ayudados por los sonidos de algo que no está presente, como los mugidos del toro o del agua, por ejemplo.
No deja de ser maravilloso poder contar una historia sin nada como en este caso.
Al mismo tiempo se va leyendo el guion y los actores coloquian sobre la acción mientras que se dan lecciones de toreo, que ellos mismos escenifican, que entre otras se dice que "todo torero tiene que hacer la cruz a la hora de matar, si no el diablo se lo lleva".
La cinta es interesante como lección de cómo se hace una puesta en escena teatral, cómo se le da forma a los personajes, que puede servir para estudiantes del arte escénico o directores de teatro, pero no para el público en general.
La acción deriva hacia la historia de un torero homosexual, de la relación entre dos de ellos Antonio y Miguel, incluidas escenas eróticas homosexuales entre ambos o bien entre una pareja mixta, para terminar siendo un amor imposible.
La película termina con los actores viendo lo que han rodado ya montado.
Como experimento puede tener un cierto interés, pero hay momentos en que se va de lo que es la línea argumental.
Cinematográficamente es muy elemental y en este aspecto no provoca mucho entusiasmo.
No es cine experimental es un ensayo de teatro filmado sobre el proceso de la creación.
El debut en la ópera prima del director teatral Gabriel Olivares difícil de catalogar que de esta forma por fin regresa a lo que estudió en su día, dirección cinematográfica.
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