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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ferdinand es un novillo español noble, sensible y muy tranquilo que prefiere sentarse bajo un árbol a oler las flores, que no quiere ser bravo como los de su especie para ser toreado en una corrida, porque está en contra de la violencia, y eso hace que los demás le llamen cobarde.
No quiere saltar, resoplar y embestirse con otros de su clase, prefiere una vida plácida y relajada.
A medida que va creciendo y haciéndose mayor y más fuerte, su temperamento no cambia y sigue siendo un toro manso.
Un día unos hombres vienen buscando el astado más grande, rápido y bravo y Ferdinand es elegido, equivocadamente, para las corridas de toros de la Plaza de Las Ventas de Madrid, donde tendrá que enfrentarse al diestro más famoso de España, apodado El Maestro.
Es la adaptación del cuento 'The Story of Ferdinand', del escritor norteamericano Munro Leaf y del ilustrador Robert Lawson, publicado en 1936, que fue superventas superando incluso a 'Lo que el viento se llevó', de Margaret Mitchell.
Así pues la historia es muy conocida en los Estados Unidos, del que ya la productora Disney realizó un corto de animación de ocho minutos titulado Ferdinand el toro, de 1938, dirigido por Dick Richard, que ganó el Oscar.
Es una película antitaurina cuestión por la que fue prohibida en su momento en España, debido al tratamiento que hacía de las corridas de toros y por ser un texto que iba en contra del espíritu militarista de la época.
La censura vio en ello unos valores pacifistas republicanos, a pesar de que su autor dejó escrito que su moraleja es que no hay que juzgar a nadie por su apariencia, que todos somos diferentes por lo que a nadie se le debe imponer su destino y privarlo de su libertad.
Ahora se ha ampliado esta historia y se le han añadido nuevos personajes como los cuatro toros que le acompañan, una excéntrica cabra que ejerce de entrenadora, tres simpáticos erizos, tres presumidos y afeminados caballos y Nina, la niña que lo tiene como su mascota, para completar el metraje con un mensaje en defensa de los animales, del medio ambiente y de la paz.
La acción se desarrolla en nuestro país en escenarios de Madrid y Ronda (Málaga) donde tiene lugar parte de la historia.
Está muy cuidada la ambientación y la reproducción de los paisajes y las ciudades españolas sobre las que se documentaron concienzudamente los guionistas, así como acerca de las costumbres de nuestra fiesta nacional para no caer en los errores sonados de algunas producciones anteriores bien conocidos.
Los personajes añadidos le aportan la comicidad al guion, lo que no es obstáculo para apreciar el mensaje de la amistad que surge entre ellos.
La dirección del brasileño Carlos Saldanha le imprime un ritmo de vértigo a las escenas de acción que unidas a la comicidad hacen las delicias de pequeños y mayores.
A pesar de que en estos momentos hay una cierta corriente antitaurina en España no ha surgido la polémica de entonces, ni ha salido ningún grupo a favor ni en contra de este film, que en el fondo no hace más que defender a los animales de la violencia, especialmente representada en Ferdinand, que tiene el corazón de un verdadero gigante.
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