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CRITICA
Por: PACO CASADO
Para su quinto largometraje Gracia Querejeta sigue en la misma línea de sus anteriores títulos con una serie de constantes que no deja, como es el drama de las relaciones familiares, centrado especialmente en las mujeres, la ausencia del padre y el marido en este caso y con unas féminas fuertes, valientes que tienen el valor de afrontar el futuro aunque éste le sea adverso.
Ángela se marcha con su hijo Guille a ver a Leo, su padre que está enfermo.
Cuando llega ha muerto y será incinerado, que es más barato. Ella se fue de su lado porque no se llevaba bien con Charo, la amante de su padre, una mujer con un duro carácter pero buena en el fondo, con la que ahora ha de reconciliarse y pedirle ayuda para sacar adelante el ruinoso negocio de unos billares que le ha dejado como única herencia.
Ángela no quiere vender sino reformar el local y reunir de nuevo al equipo de jugadores que tenía su padre para volver a competir y atraer a los clientes.
Se hace un retrato creíble de estas dos mujeres, víctimas del muerto, un hombre manipulador del que se habla por las fotografías, más una tercera, Evelin, una hondureña que ayuda en el negocio.
Cada una tiene un drama detrás: Ángela un marido delincuente buscado por la justicia, Charo un amor perdido con Antonio que éste insiste en reanudar y Evelin, casada con un hombre que le traiciona en su país.
Pero no son sólo los personajes femeninos los referentes de esta película en la que los masculinos, gentes de la calle retratadas con verosimilitud, son el complemento por lo que tienen menos papel, pero se van añadiendo como las capas de la cebolla haciendo un todo armónico y coral en estas crisis económicas y emocionales que ellas han de superar, como ellos que también tienen problemas de celos, hijos encubiertos, ludopatías, amores prohibidos, etc..
Entre estos personajes masculinos está también Guille, un niño que contempla cómo actúan los adultos y les hace preguntas que han de contestar acerca de su pasado o sobre las actitudes que observa ante ciertos problemas y en donde el billar no es más que una excusa para el planteamiento dramático que actúa de metáfora en la que los personajes van chocando, como las bolas.
Un guion muy rico en el que esta vez también se incluye el humor que alivia el drama y da calor a una puesta en escena un tanto académica y fría, como es habitual en el cine de Gracia Querejeta que desde 'Héctor' (2003) se deshizo de la atadura de su padre Elías Querejeta en los guiones.
Estupendo el trabajo de Maribel Verdú y Blanca Portillo, premiada esta última con la Concha de plata a la mejor actriz en el Festival de San Sebastián, así como el guion que compartió el galardón con el de John Sayles para su film 'Honeydripper' (2007).
Una notable cinta que con 'Mataharis' (2007) honraron muy dignamente al cine español con su presencia en el certamen donostiarra.
Mejor del CEC a mejor pelicula y actriz Maribel Verdú. Goya a Maribel Verdú y Amparo Baró. Concha de plata al guion y Blanca portillo en San Sebastián. Premio Sant Jordi a Maribel Verdú. Premio de la Unión de actores españoles a Raúl Arévalo. Premio del jurado y mejor actriz Blanca Portillo en Touloise Cinespaña.
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