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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cineasta vasco Daniel Calparsoro, desde su comienzo ha tenido una carrera más bien irregular, con altibajos, que tras 'Cien años de perdón' (2016), posiblemente su mejor película, se introduce de nuevo en el género del thriller de atmósfera lluviosa y perfiles dramáticos, sobre la incomunicación, con un enigma matemático de secuencia de números con una complicada trama en 'El aviso' (2017), la número diez de su filmografía.
En 2008 Jon Sárate, un hombre obsesionado con los números, que está a punto de perder a su mejor amigo, comienza a investigar su posible asesinato.
Una probable muerte que Jon está seguro que está relacionada con el misterio y la maldición que esconde el lugar donde sucedió, desde hace décadas.
Paralelamente, Nico, un niño de 10 años, que es acosado por tres chicos mayores que él en el colegio, recibe en su mochila un aviso que anuncia su muerte y nadie parece creerle.
La investigación de Jon será lo único que puede salvarlo.
La vida de ambos se entrelazarán para salvarse mutuamente.
Una historia de suspense psicológico que plantea la existencia de universos paralelos, basada en la primera novela del escritor y guionista madrileño Paul Pen, que cuenta la relación entre Nico, un niño que recibe una amenaza de muerte, y Jon, un matemático con brotes de esquizofrenia, de lo que se está medicando, obsesionado con los números, cuya ex-novia, Andrea, se va a casar con su mejor amigo, mientras que él investiga una serie de muertes ocurridas a lo largo del tiempo en el mismo día y lugar.
Todo parte de un tiroteo en el que hieren gravemente a su mejor amigo en una gasolinera, que coincide con otras muertes sucedidas en el mismo sitio, años atrás, en el mismo día y mes.
Tras dejar de medicarse, Jon se ve en medio de una historia de asesinatos que se repiten a lo largo del tiempo con un extraño misterio que no sabe si interpretar como producto de su mente o si están ocurriendo de verdad, ya que la medicación le impide pensar con claridad y cuando la deja se siente liberado y cree que los demás no se dan cuenta de lo que pasa.
El guion está plagado de flash backs, con una narración confusa, de una serie de hechos que se repiten como una ecuación matemática, que van de un tiempo a otro en este thriller sobre la incomunicación que lo hacen lioso al jugar con los dos planos temporales en los que transcurren las acciones paralelas, que están mal explicada y confunden con frecuencia al espectador con tanto trajín de una década a otra.
Mezcla la intriga policiaca con la locura, la incomunicación, la realidad, la imaginación, el acoso escolar que sufre Nico y de rechazo su madre, Lucía, que trata de quitarle lo que ella cree que es un miedo infundado a una creencia que no tiene mucho sentido, para terminar con un final que nos deja aún más confundidos.
Todo el esfuerzo en crear una atmósfera, una tensión y un suspense se viene abajo si la peripecia narrativa está mal explicada.
Está muy bien el trío protagonista integrado por Raúl Arévalo, Belén Cuesta y Aura Garrido.
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