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CRITICA
Por: PACO CASADO
Yvan Attal es un actor (Contigo o sin ti, Los patriotas) que se pasa a la dirección y para ello escribe un guión basado en buena parte en sus propias vivencias personales, ya que es esposo de la actriz Charlotte Gainsbourg fuera y dentro de la pantalla para interpretar a un cronista deportivo que siente celos de su mujer, actriz de cine, a la que todos admiran, piden autógrafo y desean.
Los celos le invaden cuando tiene que hacer escenas de amor con un maduro galán en una película a rodar en Londres a donde visita constantemente el plató con el recóndito deseo no deseado de pescarla en infraganti infidelidad.
La película aborda varios temas, entre ellos el de la fama, los sentimientos, la maternidad, los celos y las relaciones matrimoniales no sólo en esta pareja sino también en otra de un matrimonio judío que discute si circuncidar al niño o no, que forman un curioso contrapunto.
El guión se basa en algunas experiencias de la pareja, en hechos reales de otros, no en vano utilizan los mismos nombres de pila también en la ficción de la pantalla, lo que da un cierto morbo.
Si como guionista no está muy inspirado, cumple como actor y como director debutante, aunque tal vez se le hubiera podido sacar más partido a determinadas escenas desde ambos aspectos. El ritmo vivo de la eficaz realización se quiebra a veces.
Una comedia que funciona como simple divertimento, con una grácil Charlotte Gainsbourg frente a la veteranía de Terence Stamp. Un pasatiempo digno y bien construido con acertados gags.
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