 |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
No es la primera vez que el cine francés toca el tema de la enseñanza, no hay más que recordar recientemente la estupenda 'La clase' (2008), de Laurent Cantet.
En este caso François Foucault es un prestigioso profesor de literatura y escritor famoso, de 40 años, que trabaja en el Instituto Henri IV, uno de los colegios de élite de París para los mejores alumnos.
Debido a un mal entendido en una reunión, le piden su colaboración para ir durante un año a un instituto del extrarradio, para realizar un informe sobre la docencia en esos lugares conflictivos y de bajas calificaciones.
Por una serie de circunstancia le obligan a dejar su cómodo puesto de trabajo y desplazarse durante un año a una escuela de la periferia de la ciudad, en una zona conflictiva, donde el alumnado será muy distinto al que tenía y deberá buscar la manera de modular a los muchachos, donde se teme lo peor.
Su presencia en ese lugar, con esos alumnos y profesores, que ya están habituados a esa enseñanza, se vive de manera diferente, implicados mucho más en que los chicos no pierdan el interés por la formación que les sacará de una situación, que para muchos de ellos, como él mismo les indica, podrían terminar en la cárcel.
Un drama en la línea de títulos anteriores que ya tocaron el tema, que incide en las condiciones diferentes de estos alumnos que son rebeldes por naturaleza y la mayoría de origen africano o emigrantes sin papeles.
Foucault es un tipo egocéntrico y presuntuoso, que en el fondo critica a los profesores de la periferia, por lo que lo mandan allí para que pruebe si sus métodos habituales y su estrategia le sirven en su nuevo y conflictivo destino.
Pronto se dará cuenta de que su forma de enseñar no produce el mismo resultado en un lugar diferente, lo que le llevará a buscar otras alternativas.
Es interesante la idea de resignación que indica que estos chicos no hacen más de lo que podían hacer porque creen que su destino está marcado de antemano y no pueden cambiarlo por lo que no se esfuerzan ni siquiera en intentarlo.
El trabajo del profesor en estos caso es tratar convencerlos y hacerles ver que deben ser más ambiciosos y, a pesar de todo, procurar alterarlo.
Es una comedia humanista, según su director, que optó por dar los principales papeles a los propios alumnos del colegio Maurice Thorez, de Stains, al norte de la capital parisina, aunque también eligió a Denis Podalydès, actor miembro de la Comédie Française, junto con algunos otros que mezcló con los profesores titulares del centro.
El director, confiesa que estuvo casi dos años dedicados a la investigación asistiendo a esa clase de institutos periféricos para extraer datos de primera mano y escribir el guion.
En esta su ópera prima reflexiona en positivo y con buen humor sobre los problemas del sistema educativo en Francia, los prejuicios de los profesores en los colegios del extrarradio y su falta de formación para enseñar.
Entre los enseñantes con los que tuvo contacto, había uno de Geografía que sabía cómo explicar la materia e ilusionar a los alumnos y en él se inspiró para escribir esta historia.
Entre la comedia y el drama cuenta el choque de realidades, expone las desigualdades y proponer el debate sobre un sistema educativo inflexible que no se adapta a las necesidades de aquellos que viven en los barrios más desfavorecidos.
Hay diferencia de oportunidades en la Educación en su país, los profesores son buenos en su especialidad pero no saben enseñarla. Es necesario denunciar el problema y solucionarlo y el cine sirve para mostrar estas cosas que la gente no conoce.
Conviene darles a los niños las herramientas necesarias para su formación y después si las usan o no es su problema.
Es curioso que en una misma ciudad haya problemáticas tan distintas y están expresadas en la película con gran realismo.
Era un riesgo trabajar con actores no profesionales, pero en contra dan una mayor naturalidad y alegría siendo ellos mismos los que dotan de frescura a esta historia de realismo social sobre el salto a la vida adulta, que invita a reflexionar.
Ese mismo riego tenía elegir un tema como éste que si bien debería interesar a mucha gente, sobre todo a los padres, sin embargo es un tanto árido para el resto de los espectadores y en este caso se muestra de manera algo plana, sin muchos picos de interés a lo largo de la proyección.
Olivier Ayache-Vidal, tras cuatro cortos y una mini serie de televisión, debuta en el largometraje con 'El buen maestro' (2017).
Un mérito de la dirección es sacar un buen trabajo de los chicos, sobre todo de Abdoulaye Diallo en el papel de Seydou, ya que a Denis Podalydès se le presupone.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
INFORMACIÓN EXTENDIDA
BANDA SONORA
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE
