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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por el Festival de cine en español de Málaga llega directamente a las pantallas españolas esta última obra del director canario Mateo Gil que realiza su primera incursión en la comedia romántica con esta película que combina los clichés de pareja con el enfoque científico que trata de darle su protagonista.
Habitual guionista de los mejores éxitos de Alejandro Amenábar, un día decidió pasarse a la dirección y probar cada vez con un género distinto. Así lo hizo con el thriller con 'Nadie conoce a nadie' (1999), una discreta ópera prima, para después hacer un estupendo western con 'Blackthorn' (2011) al que siguió la ciencia ficción de 'Proyecto Lázaro' (2016) y ahora la comedia romántica con el peor resultado que hemos visto en los últimos tiempos en el cine español con 'Las leyes de la termodinámica' (2018) un experimento totalmente equivocado y fallido en el que mezcla un estupendo documental científico con una vulgar y repetitiva comedia de enredo, y el resultado no es una cosa ni la otra, anulándose ambos entre sí.
Las imágenes del documental se repiten hasta la saturación, aplicadas a las relaciones humanas.
Manel es un profesor ayudante de física, tímido y despistado, que está haciendo su tesis, que se propone demostrar cómo su fracasada relación con Elena, una cotizada modelo y actriz en ciernes, no ha sido un completo desastre por su culpa, sino porque estaba determinada por las leyes de la física que descubrieron genios como Newton, Einstein, los padres de la mecánica cuántica y las tres leyes de la termodinámica. (DS+)
Finalmente terminará por darse cuenta de que Elena le ha dejado por razones muy distintas a las que él cree, ya que hay un espacio para la libertad y que los miedos e inseguridades han jugado un papel importante en el desenlace final.
El complemento de las relaciones de esta pareja es la que forman Pablo, amigo de Manel, un ligón profesional, y Eva, que tal vez le haga cambiar de actitud para con las mujeres.
La mezcla de ambos géneros hace que se neutralicen, ya que cada uno por su lado resultaría tal vez estupendos, pero juntos la unión es nefasta.
En su afán de demostrar algo imposible hace que la narración no camine, que constantemente se hagan repeticiones de las misma escenas, siempre con el tema científico de fondo que lo hace árido para el espectador, que no entiende nada de física, ni tiene nada que ver con las relaciones amorosas y sentimentales de los protagonistas, ya que mientras que él es un tipo ordenado, ella es más dada al desorden y la improvisación.
Pensamos que ni el propio director-guionista se cree la posible relación entre ambas materias, científica y amorosa a pesar de se muy aficionado a la física.
Como ensayo no por ser diferente es que se haya conseguido, como tampoco se ha logrado en el desequilibrado reparto con un soso Vito Sanz al frente del mismo, en el que ni los propios actores se aclaran con lo que están haciendo en cada momento estando muy perdidos tratando de arreglarlo después en un fragmentado montaje.
El resultado es un film irregular y confuso en el que abusa del documental que despista de la trama.
Si lo que se quería era renovar el género de la comedia romántica de una forma original se ha fracasado por completo, resultando agotadora para el espectador que se pregunta a qué relacionar estas teorías abstractas con las relaciones de pareja.
Premio mejor director en el Festival de Miami.
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