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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Ant-Man y la Avispa' (2018), es un nuevo capítulo de este héroe que tiene la asombrosa capacidad de hacerse pequeño. Después de intervenir en 'Capitán América: Civil War' (2016), Scott Lang debe lidiar con las consecuencias de sus elecciones, como Superhéroe y como padre de su hija Cassie.
Mientras lucha por conciliar su vida familiar y sus responsabilidades como Ant-Man, Hope van Dyne y el Dr. Hank Pym le encargan una urgente misión.
Scott debe volver a enfundarse el traje y aprender a luchar junto a la Avispa mientras el equipo trabaja al unísono para descubrir algunos secretos del pasado.
Con 'Ant-Man' (2015), de Peyton Reed, surgió la primera entrega, con la historia de Scott Lang, un delincuente reformado, que está en libertad condicional que debe permanecer confinado en su hogar, que gracias a un traje que le permite hacerse muy pequeño se convierte en una hormiga y se propone recuperar el cariño de su hija.
Tres años después el caso se repite en manos otra vez del mismo director, Peyton Reed, que nos cuenta una nueva, divertida e intranscendente aventura, que es lo que necesita esta franquicia.
El hombre hormiga llevaba dos años en la cárcel y ahora ha salido en libertad condicional, por lo que la policía a través del agente Wood del FBI le controla con cierta asiduidad en su domicilio para volver a encerrarlo si la incumple, lo que le condiciona de algún modo.
Entre tanto el Dr. Hank Pym y su hija Hope Van Dyne se han convertido en fugitivos obsesionados con encontrar a su mujer desaparecida y ella es dotada de un traje menguante volador y un nuevo alter ego, la Avispa.
El film confirma a Ant-Man como el superhéroe más dado a la comedia y apuesta fuerte por todos los elementos que mejor funcionaron en la primera parte.
Aquí no sólo se mengua al héroe sino que igualmente se hace con los coches o con el edificio que contiene el laboratorio para ser transportado de un lugar a otro como si fuera una maleta, que incluso se agiganta la figura del protagonista o se crea la de un personaje que es capaz de atravesar las paredes.
Como notas negativas hay que destacar el rápido montaje, el excesivo metraje y una trama que se complica demasiado con diversas subtramas paralelas, con el tema de la tecnología cuántica, y se mete en unas profundidades innecesarias, pretendiendo así perder la superficialidad de la anterior, pero gracia a su humor y el carisma del reparto le sobra para entretener y divertir al respetable que se lo pasa bien con las aventuras de este pequeño héroe.
Resulta interesante la aparición de Michael Pfeiffer en los metros finales de esta historia así como la escena donde la tecnología hace maravillas, con ella y Michael Douglas apareciendo como unos jovencitos.
La historia es la búsqueda del personaje de ella en ese interespacio raro cuántico de moléculas etc. donde quedó colgada hace 30 o 40 años y ahora quieren rescatarla gracias a los nuevos avances de la tecnología y la ciencia.
No hay un malvado concreto en esta nueva aventura pero sí que tiene una gran cantidad de sentido del humor, a veces excesivo, que hace que camine por el filo de la navaja a punto del ridículo en ocasiones aunque logra sortearlo, pero no pasa de ser un entretenimiento que se deja ver sin más, rozando a veces el infantilismo y no aporta nada nuevo. Es entretenida y poco más.
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