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CRITICA
Por: PACO CASADO
Desde hace ya bastante tiempo casi no hay semana en que no asome a las carteleras españolas una producción de superhéroes, puesto que al parecer siguen siendo rentables ya que continúan gustando al público juvenil que es el que mayoritariamente suele acudir a las salas.
Pero llegará el momento en que también se harten de ellas y se ponga otro género de moda, como ha venido ocurriendo a través de la historia del cine. Esperamos y deseamos que eso llegue pronto.
Uno de los personajes más complejos de Marvel es en esta ocasión el protagonista, Eddie Brock, que se convierte en el anfitrión de un simbionte una criatura alienígena extraña, ni buena ni mala, conocido como Venom.
Ejerciendo su oficio como periodista Eddie lleva tiempo tratando de desemascarar al creador de la Fundación Life, el célebre científico Carlton Drake, lo que se ha convertido en una obsesión que ha arruinado su carrera y la relación con su novia, Anne.
Al investigar uno de los experimentos de Drake el ente alienígena Venom se fusiona con el cuerpo de Eddie, y el reportero adquiere nuevos e increíbles superpoderes, que les facultan para hacer prácticamente lo que desee lo que le obliga a luchar por unas habilidades peligrosas que también le hacen ser poderoso.
Con este increíble, oscuro y retorcido personaje creado por Todd MacFarlane, nacido como cómic en 1984, comienza una nueva saga que a juzgar por el éxito obtenido tendrá larga vida en la pantalla, como se deja entrever en los créditos finales.
El argumento, que resulta algo confuso, va dando tumbos sin norte fijo, no es nuevo ya que en anteriores y más prestigiosos títulos se dio una historia parecida de la dualidad de un mismo personaje, con un guion con carencias, mal estructurado, con escenas de lucha peor montadas, con unos efectos visuales que no sorprenden ya a nadie y por otra parte la historia tarda mucho en arrancar y además no tiene la brillantez de otras cintas de Marvel.
No es exactamente un superhéroe, sino un personaje más ambiguo, un malvado que apareció en 'Spiderman 3' (2007), de Sam Raimi.
En él se mezclan varios géneros, la ciencia ficción, la comedia, el thriller, la acción y sobre todo el de superhéroes y el del terror, lo que hace que de cara a la audiencia juvenil haya sido un éxito, ya que a pesar de su elevado presupuesto ya ha conseguido superarlo con creces sólo en los Estados Unidos.
La dirección corre a cargo en esta ocasión de Ruben Fleischer un realizador con más de dos docenas de títulos entre cortos y teleseries que hace con éste el cuarto de su filmografía tras debutar con 'Bienvenidos a Zombieland' (2009) al que siguieron '30 minutos o menos' (2011), 'Gángster Squad. Brigada de élite' (2013) y ahora 'Venom' (2018), claramente irregular e inferior a las últimas producciones de superhéroes, lo que diríamos de serie B.
La verdad es que ninguno de sus films anteriores son merecedores de figurar en la historia del cine y éste menos aún.
Lo mejor es un sobreactuado Tom Hardy, seguido por Michelle Williams a la que no le va mucho su papel.
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