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CRITICA
Por: PACO CASADO
En la sección oficial a concurso del Festival de cine europeo de Sevilla, se presenta esta coproducción de extenso título del director italiano Roberto Minervini.
La historia se sitúa en Mississippi en el verano de 2017 en una comunidad que se levanta contra el racismo de varias maneras, tras haber sido asesinados varios de sus miembros afroamericanos por lo que se pide se haga justicia con ellos por parte del gobierno de los Estados Unidos.
A pesar de ser un documental el guion sigue diversas líneas que encabezan algunos de los personajes que intervienen en el mismo en el que se hace una feroz denuncia de la discriminación que sufren las personas afroamericanas en ese país.
Una línea es la que encabeza Judi Hill, la dueña de un bar que está a punto de ser desahuciada y hay que desmontarlo.
Por allí pasa toda su clientela con la que charla y da consejos.
Otro de los caminos que sigue es el de una mujer soltera que tiene dos hijos, Ronaldo y Titus, que con bastante frecuencia faltan al colegio, porque dice Ronaldo, el mayor, que le aburre y se marcha con el pequeño a jugar a la pelota o a vagabundear, a pesar de los consejos y recriminaciones que le hace su madre cuando le llaman los profesores denunciado su ausencia.
La tercera pata de esta historia es la que constituyen los miembros del Black Power, que constantemente están haciendo actos y manifestaciones en los que reclaman justicia para varios de los miembros de la comunidad que han muerto a tiros a manos de la policía y sobre los que no se ha hecho justicia.
También se dedican a reclutar adictos al movimiento y a auxiliar a algunos que no tienen trabajo, ni casa, que duermen en la calle a los que les dan bolsas con alimentos.
Estas líneas argumentales se van cruzando, no forman compartimentos estancos, lo que hace más ameno seguirlas.
El film, que está en la línea de los anteriores de este director sobre la América profunda, es interesante por la denuncia que hace, por las declaraciones de los diversos personajes que en él aparecen y por la reivindicaciones del Black Power sobre los afroamericanos que necesitan ayuda o tienen sed de justicia.
El guion es algo reiterativo especialmente con las peticiones de justicia del Black Power, que podían haberse acortado.
Dichas peticiones las hacen de manera pacíficas, menos cuando saben que hay cámaras que están filmando y no tienen problemas en enfrentarse a la policía, que los apresan, y así reivindicar los derechos de libertad y de expresión que tienen todos los seres humanos.
Las cifras habidas en los primeros cuatro meses del presente año de negros desarmados asesinados por la policía sobrepasa de largo el medio centenar y una cuarta parte de los residentes viven en el umbral de la pobreza, lo que demuestra a las claras el racismo aún imperante.
Tiene una limpia fotografía en blanco y negro así como una gran naturalidad en todos aquellos que aparecen antes las cámaras.
Cuatro cortometrajes, dos largos y tres documentales, incluido el que comentamos, es el bagaje que pose en su haber Roberto Minervini, un director italiano pero afincado en Estados Unidos que estudió en la universidad de Nueva York y también pasó por la Autónoma de Madrid.
Premio Grierson al mejor documental en Londres. 5 Premios en Venecia. Premio del jurado Standard Readers en la Viennale.
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