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CRITICA
Por: PACO CASADO
De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda en el cine hablar de mujeres, tal vez por aquello del reciente movimiento #Meetoo acerca de la liberación de la mujer.
En algunos de los casos son historias escritas por mujeres que finalmente fueron firmadas por sus maridos por diversas circunstancias, algo que ocurría con bastante frecuencias en siglos pasados en los que la mujer escribiera no estaba bien visto y además las editoriales se negaban a publicar sus novelas, de ahí que los maridos se aprovecharan de ello.
Este es el caso que ocurrió con Sidonie Gabrielle Colette, nacida en Saint-Sauver el 28 de enero de 1873 y fallecida en París el 3 de agosto de 1954.
Sobre la famosa escritora francesa, una de las más vendidas, hay al menos cuatro películas anteriores a ésta, así como varios cortos y episodios de televisión, en la que se cuenta el camino que llevó Colette desde que se casara con el libertino escritor Henry Gauthier-Villars, más conocido como Willy, quince años mayor que ella, cuyos inicios no fueron fáciles, hasta que llegó a firmar sus propias novelas.
No obstante consiguió sacudirse el papel de esposa sumisa y convertirse en una mujer adelantada a su tiempo tras separarse de su marido que había vendido los derechos de la serie de novelas protagonizadas por el personaje de Claudine donde Colette plasmaba las experiencias de su infancia y de su juventud adornadas con momentos muy atractivos para el lector, lo que logró que se hicieran muy popular, todas firmadas por Willy. Colette llegó a actuar en teatro y en el music hall, destruyendo los placeres de la Belle Époque, ocasionando algunos escándalos al mostrar en el escenario algunos desnudos y hasta su propia bisexualidad.
Colette es una joven que había vivido siempre en un entorno rural y su existencia cambia cuando se casa con este hombre y se van a vivir a París donde él es un personaje muy popular en los medios sociales de la ciudad.
Al descubrir el talento de su esposa para la escritura decide publicar con el nombre de Willy las novelitas que ella escribía en torno al personaje de Claudine, lo que termina por convertirse en un auténtico éxito de venta y de crítica.
Es una cinta inglesa muy clásica, realizada con mucho buen gusto, en la que nada desentona, con una excelente ambientación y vestuario, realzada por la notable fotografía hasta la deliciosa e inspirada banda sonora que va muy bien con las imágenes de este biopic que da muy bien la idea de lo que era el personaje que describe, aunque no profundice en su obra.
Además se goza con la estupenda interpretación que hace de Colette Keira Knightley.
Se trata del retrato de una mujer muy avanzada a la sociedad de su época, por lo que no sorprende que tuviera una relación abierta con su marido, que era un libertino, que tenía frecuente trato con otras mujeres, y tanto ella como él tenían aventuras al margen del matrimonio, sin ocultarse para nada.
Mientras él va teniendo amantes femeninas, ella descubre su bisexualidad y así se relaciona con otras mujeres.
Es curioso el éxito que tienen las novelistas del personaje de Claudine que provocó una serie de objetos dedicados a ella, originó una moda que hizo que las chicas se vistieran o se peinaran como ella, se fabricaron jabones o caramelos con su nombre, todo un merchandaising del siglo XIX.
Cuando se descubrió la bisexualidad de Colette nadie se extrañó demasiado porqué el personaje de Claudine era una mujer que provocaba deseos femeninos en los que ella volcaba sus propias experiencias.
Este biopic no sólo cuenta los años que definieron su personalidad e inconformismo sino también la batalla de los sexos que revolucionó el papel de la mujer en la sociedad cuyo guion está firmado por Rebeca Lenkiewicz (guionista de 'Ida' (2013) y Richard Glatzer, ya fallecido, que fue pareja gay del director.
Extraña en el film que no se haga ninguna referencia a su novela 'Gigí', publicada en 1944 con la que comenzó a tener una fama personal, sobre la que Vincente Minnelli hizo la película de igual nombre en 1958 protagonizada por Leslie Caron, Louis Jourdan y Maurice Chevalier.
La dirección corresponde al británico Wash Westmoreland que, tras adquirir una gran experiencia en cortos, videos y documentales, debutó en el largo con 'Quinceañera' (2006) y ahora nos ofrece el cuarto título de su filmografía con 'Colette' (2018), primera que realiza en solitario, con una dirección muy académica sacando gran partido de la nómina de actores.
Tuvo 5 nominaciones a los British Independent.
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