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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dicen que las normas están para romperlas y eso es lo que ha hecho la directora danesa Lone Scherfig (30 años) con las del movimiento Dogma, con esta película que más bien parece antidogmática, ya que formalmente y temáticamente tiene poco que ver con el movimiento de Lars Von Trier, a pesar de que exhibe su certificado al comienzo, porque no ha querido encorsetarse en tan estúpidas reglas que mutilan las posibilidades de creación.
Ella es la primera mujer directora que se acoge al movimiento y lo hace con una historia fresca, con un guión muy bien estructurado y medido en el que poco más de media docena de personajes entrañables se cruzan en sus relaciones en busca de combatir la cruel soledad ante la enfermedad o la muerte, buscar el anhelo de la amistad y establecer vínculos amorosos.
Un novato pastor protestante, una peluquera, una vendedora de dulces, el encargado de un restaurante, un forofo del fútbol, etc. cada cual con su drama, la madre alcohólica, o la italiana enamorada que busca que su hombre se le declare. Todos coinciden en unas clases de italiano, de donde deviene el título.
La divertida y humana comedia cuenta con un guión sólido, en contra de la norma, una fotografía de ricos matices cromáticos a la que hay que agradecer que no tenga una cámara mareante, y unos buenos actores, rostros populares de la tv danesa, que han enriquecido con su actuación una dirección que aunque con sus titubeos, se desenvuelve con soltura.
Ganadora del Oso de plata del jurado, Premios Fipresci y Ocic, en Berlín y Espiga de Oro en Valladolid.
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