|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando un autor llega a la madurez suele tirar de sus propios recuerdos, de su vida, para contarnos una historia interesante, como hacía Federico Fellini en 'Amarcord' (1973) y como lo hace ahora Adolfo Aristarain en 'Roma' (2004), título que coincide casualmente en ambos, pero con contenido muy distinto.
En esta película hay bastantes apuntes autobiográficos de este director autodidacta y un gran homenaje a su madre que así se llamaba, como igualmente a su padre que murió cuando él tenía nueve años; las referencias literarias de los libros que ha leído y que le han servido para formar su cultura o los discos de jazz que escuchaba en la vieja librería de la calle Corrientes donde se reunía con sus amigos.
Esta historia nos la cuenta a través de Joaquín Góñiz, un escritor exiliado en España, al que le falta la inspiración y el dinero, que ha propuesto a la editorial publicar sus memorias. Ésta le manda a Manuel Cueto, un joven periodista, para que le ayude a pasarlas al ordenador y de camino le controle.
Aristarain nos va contando la historia con saltos atrás mientras establece la relación entre estos dos hombres, maestro y alumno, e incluso hace la pirueta de transformar el personaje de Juan Diego Botto en el de José Sacristán de joven, en sus tiempos en Argentina, de la que hace un recorrido histórico de los años 50 a los 70, no sin sentido crítico en torno a la economía del país o a las desapariciones tras el golpe militar.
Tanto Sacristán que vuelve a trabajar con Aristarain tras hacerlo en 'Un lugar en el mundo' (1992), como Botto, que ya actuó con él en 'Martin H' (1997), están espléndidos y no menos excelente la estupenda actriz argentina Susú Pecoraro en el papel de Roma, la madre comprensiva y estupenda, que da un auténtico recital o el tío Áteo o el de Smirnoff que hace Marcos Mundstock, integrante de Les Luthiers.
Tal vez le sobren algunos metros a la excesiva duración de la cinta, pero ciertamente se pasa bastante bien y hasta a veces desearíamos conocer algo más.
Un guion con personajes bien perfilados, con unos diálogos inteligentes e irónicos.
Aristarain le da a la dirección ese punto de madurez y plenituz artística llena de sencillez y sabiduría que se alcanza con la veteranía de los años.
Estupenda la banda sonora con piezas clásicas y una buena selección de temas de jazz de grandes maestros del género.
Cóndor de plata de la Academia del cine argentino a mejor película, director y Susú Pecoraro. Premio Clarín a Susú Pecoraro. Premio del público, mejor guion y Susú Pecoraro en La Habana. Mejor actriz Ssusú Pecoraro, guión y Violeta de oro a Adolfo Aristarain en Toulouse Cinespaña.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE