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CRITICA
Por: PACO CASADO
Paul Verhoeven, realizador holandés afincado en el cine americano, que cuenta en su haber con películas del interés de 'Robocop', 'Desafío total' e 'Instinto básico', encontró en esta última la colaboración del guionista Joe Eszterhas, con el que consiguió un gran éxito comercial, que ahora ha querido repetir con Showgirls, cambiando a Sharon Stone por Elizabeth Berkley.
Mientras que allí jugaba con el suspense y el morbo del sexo, aquí es la historia de Nomi, una joven de oscuro pasado que llega a Las Vegas donde encuentra un trabajo como bailarina de striptease colocándose en un local en el que la primera vedette trata de conquistarla mientras ella a su vez intenta arrebatarle el primer puesto, al tiempo que es seducida por el director del espectáculo donde actúa.
En este film el morbo reside jugar con el puritanismo de los americanos en torno al sexo, el exhibicionismo, la barrera entre la prostitución y la homosexualidad, todo envuelto en el celofán del gran espectáculo al estilo Hollywood.
El escándalo ha hecho presencia en esta cinta antes de ser estrenada y sus autores han tratado de rentabilizarlo, ya que por otra parte los resultados artísticos son bastante pobres, en contraste con el lujo y los millones que se ha derrochado en su realización. Todo ello para llevar a cabo una mezcla indescifrable en un argumento en el que no se aclaran nunca los motivos que llevaron a la protagonista a emprender el camino de Las Vegas y posteriormente a volverse tan honrada o más que al principio en el desenlace de la película, mientras que se van prodigando escenas de desnudos, procacidad en diálogos e imágenes sin una continuidad dramática convincente, en más de dos horas de proyección.
La novata Elizabeth Berkley, que parece estar siempre enfadada, no es Sharon Stone y por parte de Joe Eszterhas nos da la impresión de que sonó la flauta por casualidad, porque en Jade también nos dio la de arena.
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