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CRITICA
Por: PACO CASADO
Por lo general, en el cine, el hombre siempre ha llevado la voz cantante y ha sido el principal protagonista, relegando a la mujer a acompañante del héroe, pero de vez en cuando surge algún título que la pone a ella como principal personaje de la historia, y más en los últimos tiempos en los que se reclama con insistencia la igualdad de sexos y el sitio para las mujeres.
'Una cuestión de género' (2018) es un buen ejemplo de ello.
Se trata del biopic de la jueza del Tribunal Superior de los Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, la segunda mujer en la historia, tras Sandra Day O'Connor, que ocupó y sigue haciéndolo un puesto en el alto órgano judicial para el que fue nombrada en 1993 por el presidente Bill Clinton, como uno de sus miembros, en el que aceptada con una votación muy alta del 96 por ciento.
Ruth Bader Ginsburg tiene actualmente 85 años (se le ve en los metros finales antes de los créditos) y está considerada como
una prestigiosa jurista que toda su vida ha luchado por la igualdad de hombres y mujeres.
Ella no lo tuvo nada fácil cuando comenzó su carrera como abogada al matricularse en 1956 en la Universidad de Harvard y posteriormente en la de Columbia, mientras sorteaba con ironía el machismo que imperaba en ellas, al achacarles que ocupaba un puesto que tradicionalmente era para los hombres.
El argumento se centra en un caso defendido por ella que sentó jurisprudencia al inicio de los años 70, que era un pleito de un tema de impuestos en el que se discriminaba a un hombre y no a una mujer, un soltero que cuidaba a su madre anciana e impedida en lugar de una cuidadora, al que la ley no le concedía los beneficios fiscales a deducir de su declaración que sí se le permitía a las mujeres en esos casos.
Ruth vio que si lo ganaba las leyes jurídicas que discriminaban a las mujeres podían cambiarse, como así fue, lo que le dio más relieve como abogada defensora de los derechos civiles y la igualdad de género en los EE.UU..
De esa forma, ella y su marido, el también abogado Martin Ginsburg, cambiaron el curso de la historia al ganar el caso que abrió el camino sobre la discriminación de sexo en los tribunales norteamericanos.
En EE.UU. consideran más graves los delitos contra la hacienda pública que los delitos de sangre, como ocurrió con Al Capone.
Un film reivindicativo en estos tiempos en los que se sigue luchando por la igualdad de sexos.
Una película de juicios que tiene brillantes precedentes en el género, que resulta entretenida con momentos que nos muestran cómo se discriminaba a la mujer en aquellos tiempos y lo hace de una manera amable, pero el guion abusa demasiado de enseñarnos cómo funcionan las leyes americanas, lo que hace que no interese a la mayoría del público, con una narrativa muy plana, que gana en los metros finales con la celebración del juicio en el que desmonta esa ley injusta para hombres y mujeres.
Está correctamente dirigida e interpretada por la pareja protagonista, especialmente Felicity Jones que interpreta de forma estupenda su personaje junto a Armie Hamer que hace de su marido que la apoya en todo al ser también abogado.
Mimmi Leader, la directora de 'El pacificador' (1997), 'Deep Impact' (1998), 'Cadena de favores' (2000) y 'The Code' (2009), tras las cuales se dedicó a las series de televisión, de donde provenía, vuelve al cine tras casi diez años de ausencia, con 'Una cuestión de género' (2018) cuyo guion ha sido escrito por el debutante Dan Stiepleman, sobrino de la biografiada.
Premio Truly Moving Picture en los Heartland Film.
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