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CRITICA
Por: PACO CASADO
Desde un tiempo a esta parte los dibujos japoneses se han hecho los dueños de la audiencia televisiva a través de sus series y por ende de la voluntad de los niños a los que dominan con el marketing de juguetes y toda clase de cromos, videos, etc.
Todo ello termina en un negocio monumental y acaba transformándose en una película larga para la gran pantalla, dirigida exclusivamente a la audiencia potencial de la televisión.
Esta nueva serie surgió como competencia de Pokémon, en agosto de 1999, creada por la productora Toei y con características muy similares.
Un grupo de siete niños son misteriosamente transportados a un mundo digital, siendo llamados los Digidestinados y se hacen amigos de unas extrañas criaturas que llaman Digimon, que tienen la capacidad de evolucionar y adoptar diversas formas y nombres.
Un malvado, llamado Diabormon se apodera de las comunicaciones mundiales a través de Internet para enviar misiles atómicos contra Japón desde los Estados Unidos.
A diferencia de los Pokémon, estas mascotas digitales tienen una personalidad propia y pueden comunicarse con sus amigos humanos.
Los dibujos animados nipones han evolucionado poco desde las famosas series de Heidi o Marcos, con grandes ojos, movimientos simples y trazos esquemáticos.
Como Pokémon, pero más violentos, si no se poseen las claves, aburren hasta el bostezo.
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