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CRITICA
Por: PACO CASADO
El thriller es uno de los géneros que más se prodigan en los últimos tiempos, por eso es difícil encontrar uno que sea verdaderamente original.
No obstante algunos lo intentan, como es el caso de 'Copycat' (1995), en el que Helen Hudson, una laureada psicóloga forense especialista en asesinos en serie, es acosada por uno de ellos al acabar una conferencia, que está apunto de asesinarla, pero sobrevive.
A partir de ahí queda afecta y se recluye en su apartamento con la enfermedad llamada agorafobia o lo que es lo mismo, miedo a los espacios abiertos y lugares desconocidos.
Su única relación con el exterior es su ordenador así como un fiel secretario.
A través del ordenador otro asesino en serie empieza a amenazarla.
Cuando en la ciudad de San Francisco comienzan a suceder unas muertes en serie, la inspectora Mary Jane Monahan acude a ella para que le ayude a resolver el caso, descubriendo que el asesino copia crímenes famosos, según una relación ordenada dada por la psicóloga en una conferencia.
El film nos da la oportunidad de tener dos caracteres femeninos que son totalmente diferentes y al mismo tiempo complementarios. La psicóloga es la mujer débil, pero inteligente, mientras que la inspectora es valerosa y sin miedo.
Ambas suman sus experiencias profesionales, cada una en su campo, para resolver el enigma.
La una es la inteligencia, la otra pone la acción.
Digamos como curiosidad que el personaje de la inspectora en un principio era un hombre, pero fue cambiada la trama convenientemente a la hora de hacer el trasvase al cine.
El inteligente guion está escrito por una mujer y un hombre lo que le da un equilibrio y hace que no sea como suele ocurrir, que la mujer es siempre la víctima, sino que aquí son las que descubren el affaire.
Pero además no se queda ahí, ya que intenta hacer un thriller veraz e innovador, que fascine y al mismo tiempo sobrecoja con los oportunos momentos de suspense, pero sin abusar de la violencia, las persecuciones, los tiros y los fuegos de artificio como es frecuente en el género.
La identidad del criminal, misterioso y sagaz, y el tratamiento matizado de los personajes, le da un tono intimista y una aproximación rigurosa al tema de los asesinos en serie.
Un inteligente thriller apadrinado por un espléndido reparto con un trabajo bastante interesante de las dos actrices protagonistas que lo encabezan que dan vida a personaje perfectamente perfilados que aumentan el interés que ya de por si tiene.
Posee una realización bastante correcta con un notable trabajo del británico Jon Amiel, director de 'Reina de corazones' (1989) y 'Sommersby' (1993), que ha puesto eficacia y destreza para no dañar el guion de Ann Biderman, potenciando su aspecto visual y manteniendo el ritmo adecuado a la acción imprimiendo una fuerte dosis de intriga y siendo perfeccionista en determinadas secuencias, algunas de las cuales tardaron hasta ocho día en filmarse.
Para terminar una curiosidad: la altísima Sigourney Weaver se vio obligada a rodar bastantes escenas sentada para que no fuera tan evidente la diferencia de estatura con Holly Hunter.
Premio del público a mejor película y mención especial para Sigourney Weaver y Holly Hunter en el Festival de cine policiaco de Cognac.
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