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CRITICA
Por: PACO CASADO
Partiendo de la novela de Jennie Rooney, esta película recupera la vida de la espía inglesa que pasó más tiempo en el servicio secreto del KGB, Melita Stedman Norwood, una anciana a la que el MI5 acusa de servir a la URSS durante la Guerra Fría.
A la hora de hacer la adaptación al cine se han cambiado los nombres para la ficción fílmica figurando ella como Joan Stanley, de ahí el título original de Red Joan (Joan la roja).
La acción se sitúa en el año 2000 cuando Joan ya está en su madurez, es una anciana de 80 años, y es detenida por el MI5 por haber revelado secretos oficiales durante su juventud como espía de la KGB para cuyo servicio fue reclutada por unos jóvenes comunistas en 1937, para que ayudara a la Unión Soviética a poder tener la bomba atómica, convirtiéndose en una de las más importantes agentes dobles, en lo que permaneció casi cincuenta años, manteniendo su identidad oculta.
Durante el interrogatorio se vuelve constantemente a los años 30 y ella va recordando cuando era una joven estudiante de Física en la Universidad de Cambridge donde conoce a Sonya y a su primo Leo Galich, un chico comunista del que se enamora, el mismo que tiempo después, durante la Segunda Guerra Mundial le puso ante una difícil encrucijada: elegir salvar al mundo y a su país de una posible catástrofe nuclear.
Ella pensaba que si todos los países tenían las mismas armas, no se atacarían entre sí y se establecería la paz mundial.
El film transcurre en dos épocas, por una parte en el año 2000 cuando es detenida e interrogada y en las décadas de los años 30 y 40 cuando era una estudiante que tenía sus ideas pero nunca pensaba meterse en política hasta que lo hizo por amor.
Como una buena estudiante de Física entró a trabajar en un laboratorio con científicos importantes, pero no era una chica cualquiera, sino una mujer avanzada a su tiempo, muy inteligente, experta en su materia e independiente, que debía moverse en un mundo de hombres donde era la única mujer.
En aquellos tiempo no se pensaba que una mujer, licenciada en Física en Cambridge, pudiera ejercer como espía y eso denota cual era la situación de la mujer en aquellos años entre sus propios compañeros intelectuales y que una mujer tuviera la valentía moral de traicionar sus principios aún si cree que es para el bien de la humanidad como en este caso confiesa ella que es lo que le llevó a cometer ese delito al lograr transferir secretos sobre la bomba nuclear a la Unión Soviética.
Más que una cinta de espionaje habla de ideales, ya que ella no se considera una espía, y cuando ve en un cine lo efectos que causó la bomba atómica en Hiroshima queda totalmente aterrada.
La película plantea si era una heroína por querer salvar al mundo de una catástrofe o una traidora a su país.
Dada su avanzada edad y el tiempo transcurrido el tribunal decidió no procesarla y murió con 93 años en el 2005.
El film tiene esa excelencia en la ambientación y en la interpretación de las producciones británicas y aunque el desenlace ya se conozca no pierde su interés.
Dirigida por el veterano Trevor Nunn, un famoso director teatral que había hecho poco en cine, tan sólo dos títulos 'Lady Jane' (1986) y 'Noche de reyes' (1996), siendo 'La espía roja' (2018) el tercero y toda su experiencia audiovisual la ha adquirido en las series de televisión y tv movies.
Aunque parezca lo contrario la protagonista es Sophie Cookson, una joven actriz que carga con el peso de esta historia, conocida por sus intervenciones en 'Kingsman: Servicio secreto' (2014), ''El cazador y la reina de hielo' (2016) y 'Kingsman: El círculo de oro' (2017), que comparte el trabajo con la veterana Judi Dench que está espléndida.
Se pasó en el Festival de San Sebastián donde Judi Dench recibió el premio Donostia como homenaje a sus 84 años y 61 de carrera.
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