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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es un título raro que huele a comedia divertida, aunque en ningún momento se nombra a Ikea a lo largo de la trama, sino a la fábrica sueca de muebles y por otro lado el título original cuya traducción es 'El extraordinario viaje del faquir' no tiene nada que ver con el español, aunque la acción se desarrolla en algunos momentos en el establecimiento mencionado.
Está basado en la primera novela del escritor francés Romain Puértolas 'El extraordinario viaje de un faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea', publicada en 2013, que se convirtió en un auténtico best seller, traducido a 37 idiomas que, dado su éxito, acaba de publicar una especie de continuación titulada Las aventuras del faquir en el país de Ikea.
El principal atractivo de la película es Ajatashatru Lavash Patel, Aja para los amigos, que es su protagonista, un chico indú simpático, pícaro y atractivo, de los que caen bien desde el principio, un joven que sobrevive en un pequeño vecindario de Mumbai, en la India, engañando a las personas con su magia y trucos callejeros, gracias a su ingenio y pillería, que le cuenta a tres niños que han sido condenados a ir a la cárcel, la historia de su vida.
A partir de aquí comenzamos a descubrir que era hijo único, de madre soltera, que no sabía quién era su padre y que desde pequeño soñaba con poder ir a vivir a París y así cumplir el sueño de su madre, ya que ella no puede porque ha fallecido, no obstante se lleva sus cenizas con él.
Pese a no tener dinero consigue llegar a la capital francesa con un billete de cien euros falso y una vez allí, sin recursos, decide visitar la tienda de Ikea, que le hace tanta ilusión desde que era pequeño viendo sus catálogos, donde conoce a Marie, con la que queda en salir al día siguiente, y se queda a dormir allí escondido en un armario.
Lo que no sabe es que esa noche han de llevárselo para enviarlo al extranjero y se ve envuelto en un enredo que le va a llevar a una y mil aventuras por varias capitales, Londres, Roma, París, Libia, Barcelona iniciando así un viaje que cambiará su vida para siempre.
Una de las particularidades del protagonista es que se ha criado en las calles y aprendió a vivir a base de trucos como si fuera un mago y los aplica constantemente en su vida para ganar dinero, aunque a veces es perseguido por la policía.
El guion enhebra bien las distintas situaciones en que se ve envuelto el protagonista en las que abundan los convencionalismos propios de una comedia que lo único que pretende es hacer reír y divertir al espectador y eso lo consigue.
El film habla del azar, del karma, del destino, del racismo, de la emigración, del drama de los refugiados, la pobreza, la desigualdad, la amistad y la insolidaridad, en el que una serie de casualidades provocan el devenir de esta agradable y optimista comedia que predica ayudar a los demás a conseguir sus sueños, a cumplir los propios y de paso se hace una crítica al consumismo y el trato de Europa a los refugiados.
La dirección corre a cargo del canadiense nacido en Quebec, Ken Scott, un guionista con más de una docena de títulos, que decidió pasarse tras las cámaras y hace con éste su quinto largometraje que lleva a buen ritmo, cineastas del que ya habíamos visto suyos Starbuck (2011), Menudo fenómeno! (2013) y Negocio con resaca (2015).
Como tiene al actor indú Dhanush como protagonista en el papel de Aja, que es toda una estrella del cine de Bollywood, era casi obligado incluir algún número musical, y en este caso hay dos.
Coprotagoniza una parte de la película Bérénice Bejo, la actriz francesa, de origen argentino, que fue nominada al Oscar por su trabajo en The Artist (2011), que baila en uno de ellos, mientras que el otro, que tiene lugar en una comisaría, es un tanto surrealista.
También está en el reparto, aunque con una breve colaboración, Gérard Jugnot, el actor que se hizo muy popular a raíz de su intervención como protagonista de Los chicos del coro (2004).
Premio Ray of Sunshine en el Festival de cine de Noruega.
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