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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dora es una chica adolescente, cuyos padres, Cole arqueólogo y Elena zoóloga, son unos exploradores, que se pasa una parte del tiempo con ellos en la jungla peruana, y de ahí le viene la vocación de convertirse ella en una exploradora.
Ellos, que viven buena parte del tiempo en la selva, se plantean la misión de encontrar la perdida ciudad de oro de la civilización inca de Parapata, que también es buscada por un grupo de cazadores de tesoros, con una intención muy distinta: hacerse con el oro que allí se encuentra, ya que la mayoría de los objetos son de ese preciado metal.
La acción se inicia cuando Dora es pequeña y se retoma diez años después, con 16, al ser la chica enviada a la ciudad de Los Angeles, a casa de su primo Diego, para que vaya al instituto, donde en principio no le cae nada bien a Sabrina, la chica más popular del mismo.
Pero el destino hará que ella termine involucrada en la aventura con Dora, Diego y Nico, otro chico más de la clase, para acabar todos haciéndose muy amigos.
En esa aventura en que se verán envueltos comienza cuando son secuestrados, para que Dora encuentre a su padre y con él a la dorada ciudad, por el grupo que desea obtener el oro.
En el transcurso del viaje habrán de sortear mil peligros hasta llegar a los metros finales cuando se encuentran ante la añorada ciudad en los que éstos se suceden sin cuento.
La historia que ha escrito Tom Wheeler, esta vez con personajes reales, se basa en la popular serie televisiva 'Dora la exploradora', creada por Chris Gifford, Valerie Walsh y Eric Weiner en el año 2000, que estuvo veinte años en antena, sobre la que han escrito el guion Matthew Robinson y el director Nicholas Stoller, nos recuerda a los films de aventuras que nos suele ofrecer el cine alemán sobre jóvenes adolescentes.
En este caso no es de esa nacionalidad, sino una coproducción de Australia con Estados Unidos, pero funciona igualmente de cara al público al que va dirigiada, al que como tal los guionistas no han tenido reparos en introducir a un personaje animal, un simpático monito, que es la mascota de Dora, al que llama Botas, un zorro digital que habla e incluso una secuencia de dibujos animados de un sueño en la que los personajes se transforman en los de la famosa serie televisiva de animación.
Dora es encarnada por la joven actriz Isabela Moner que demuestra buenas maneras y sobre todo destaca la simpatía que se desprende de su rostro, apoyada por veteranos actores como Eva Longoria, Michael Peña y Eugenio Derbez con las breves apariciones de Temuera Robinson y la en otros momentos popular actriz mexicana Isela Vega.
En definitiva una correcta cinta de aventuras para adolescentes dirigida por James Bobin en la que se saca como enseñanza el valor de la amistad y la colaboración entre todos.
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