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CRITICA
Por: PACO CASADO
Connor, un joven norteamericano obsesionado con España y con Don Quijote de la Mancha, que está pasando un mal momento ya que Chelsey, su novia, lo ha dejado y ahora está con Henry, su hermano; su madre ha fallecido hace 37 días sin que se enterara y no acudiera a su entierro, algo que le reprocha Fred, su padre, con el que no se lleva muy bien y hace tiempo que no se ven y finalmente se ha quedado sin trabajo.
Todas estas circunstancias hacen que no se sienta con ganas de vivir y desee suicidarse, hasta que Martha, su psicoterapeuta, le acoge en su casa unos días y para remediar su mal estado de ánimo le entrega un anillo con propiedades mágicas con el que puede viajar a cualquier parte del mundo, con la condición de no volver dos veces al mismo sitio.
De esa forma visita algunas ciudades americanas y otras europeas y finalmente se marcha unos día a España, a Madrid concretamente, para conocer in situ la tierra de Miguel de Cervantes y los lugares que pisara el ingenioso hidalgo.
Allí se tropieza, casualmente, con una pintora que se llama Isabela que se brinda a enseñarle los principales monumentos de la capital y de la que queda prendado de su encanto.
Las peripecias que le ocurren a partir de ahí es lo que constituyen mayormente el meollo de esta película en la que abunda el tono de comedia y de fantasía, realizada con un escasísimo presupuesto, lo que se viene llamando cine independiente, sin apoyo de ningún estamento oficial.
Lo que comienza casi como un drama se transforma después en una comedia y poco menos que termina siendo una guía turística de viajes por el mundo.
El director madrileño de 23 años, David Hebrero, que lleva cuatro años afincado en Los Angeles (EE.UU), presentó este su primer largometraje en el BCN Film Fest, que ahora llega a las carteleras, en el que explota la ignorancia norteamericana respecto a la cultura española a través de esta historia sin muchas pretensiones más que la entretener al espectador en la que ha puesto toda la buena voluntad para conseguirlo, otra cosa es que logre divertir con esta aventura al público que acuda a verla.
Una de sus mayores virtudes es la de no caer en el exceso de metraje como es tan frecuente en estos momentos.
En el caso de los actores tiene un plantel muy diverso con algunos con una gran experiencia, caso de Phil Miler o Thalma Freitas, frente a otros que son debutantes como Jorge Escalante, pero todos prácticamente desconocidos por estos lares, lo que no supone un gancho para atraer a las masas a las salas.
En cuanto a su director tiene un gran conocimiento del mundo del cine donde comenzó muy joven, sobre todo como cámara, habiendo pasado por varios departamentos de la producción y como director ha hecho media docena de cortos y su debut en el largo que es 'Dulcinea' (2018) en el que incluso incluye unas secuencias de animación.
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