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CRITICA
Por: PACO CASADO
En una isla de la Bretaña francesa a finales del siglo XVIII, dos mujeres, Marianne y Héloïse, viven su historia en una fábula romántica que habla de amor, pero también de liberación femenina. La película trata sobre la relación entre una joven pintora y su modelo con una de las más bellas historias amorosa entre dos mujeres que se han llevado a la pantalla en los últimos tiempos, realizada por la directora francesa Céline Sciamma, una mujer siempre interesada por los personajes femeninos, que se encargó también de confeccionar este argumento y hacer el guion sobre el mismo para ser llevado a la gran pantalla.
A lo largo de la trama prácticamente aparecen sólo tres mujeres, la pintora Marianne, su modelo Héloïse y la criada, Sophie, con unas breves intervenciones de la Condesa, la madre de Héloïse y dueña de la casa señorial, que le da la bienvenida y se marcha de viaje, no sin antes ponerle en antecedentes de que hubo un pintor antes que ella que no logró el propósito de retratarla, ya que su hija no desea contraer un matrimonio concertado con un noble milanés que no conoce, que le ha asignado, y no acepta su destino como mujer casada tras haber estado internada en un convento prácticamente toda su vida, desde que era una niña.
Marianne llega a la gran mansión como señorita de compañía a prueba unos días, de esa manera logrará estar tiempo a su lado compartiendo los últimos momentos de libertad de Héloïse antes de la proximidad de su inminente boda y así memorizar su rostro y poderla pintar en secreto, a escondidas, cuando no está con ella tras ganarse su confianza.
Lo que no estaba previsto es que la relación que se establece entre ambas mujeres llegue a ser algo más que una simple amistad pasajera y por otra parte no hay prácticamente diferencia de clase en el trato entre ellas dos y la criada a la que ayudan en su deseo de abortar.
La presencia masculina aquí es prácticamente inexistente, con tan solo los hombres que la llevan en barca a la isla y los asistentes a la exposición que Marianne hace de sus obras al final de la narración, algo pretendido por la directora.
En la época en que se desarrolla esta trama la mujer era un simple objeto a pintar, a pesar de que también había muchas de ellas pintoras, pero quedaban en el olvido, no obstante algunas triunfaron y pasaron a la historia.
Es el amor entre estas dos mujeres, una con experiencia, otra inocente que conoce lo que es una relación sexual por primera vez y el arrebato de la pasión de algo prohibido.
Posiblemente la directora Céline Sciamma, militante feminista, haya sacado de su relación de pareja con la actriz Adèle Haenel alguna experiencia para confeccionar esta historia a la hora de la puesta en escena.
Es una película muy hermosa visualmente hablando, hecha de miradas, las de la pintora a su modelo y después como amantes, con una estupenda ambientación, vestuario y costumbres de la época en la que se desarrolla la acción, año 1770, con unos diálogos con una cierta filosofía de vida y delicadeza femenina en la puesta en escena especialmente en las escenas eróticas con planos muy bellamente compuestos, que está en la línea de las tres anteriores a ésta de la que ya vimos Girlhood (2014).
Premio mejor guion y premio Queer Palm a Céline Sciamma en el Festival de Cannes. Premio Art Cinema a la mejor realización a Céline Sciamma. Palma de oro de la Sociedad cinéfila internacional. Premio del público a la mejor narrativa en el Festival de Melbourne. Premio de la crítica en el Festival de Noruega.
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