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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es un año en el que el cine español está muy presente en la edición 16 del Festival de Cine europeo de Sevilla 2019, con cuatro títulos en la Sección oficial: 'Madre', de Rodrigo Sorogoyen, Liberté, de Albert Serra, Longa noite, de Eloy Enciso y El silencio del pantano, de Marc Vigil.
Precisamente para abrir el certamen se ha elegido 'Madre' (2019), de Rodrigo Sorogoyen, con la que regresa al universo propio de su cortometraje que portaba el mismo título, que consiguió una gran cantidad de premios en los festivales internacionales y que tuvo el honor de ser nominado al Oscar.
Además de estar en la inauguración, la película también entra en el concurso a competición de la Sección oficial por lo que opta a poder ganar el Giraldillo de oro, lo que puede ser una de las triunfadoras del festival sevillano, algo a lo que ya está acostumbrado su director, después de haber arrasado en los Goya del año pasado con su título anterior, El reino (2018), que se llevó siete de las estatuillas.
Confesamos que no conocemos el corto 'Madre' (2017), del que se deriva esta historia, pero nos da la impresión de que forma parte de este largometraje al comienzo del argumento y si no es así debe haber repetido la misma situación y la forma en que fue rodado aquel, ya que el inicio es un plano secuencia de quince minutos que es exactamente lo mismo que duraba 'Madre' (2017).
En él se contaba cómo Elena recibe una llamada de su hijo pequeño de seis años, que se encontraba perdido y solo en una playa francesa, que no sabe cómo se llama, mientras su padre había ido a buscar algo a la caravana.
Desesperada la madre llama a la policía, pero realmente no puede indicarle en qué playa se encuentra y para colmo al niño se le ha acabado la batería del móvil.
Lo que pasó después nunca se llega a saber.
Hasta aquí la historia del angustioso drama que relataba el corto, que continua, tras ello, en el largometraje cuando han pasado diez años desde que el hijo de Elena, que entonces tenía seis años, desapareció en una playa francesa, sin encontrar a su padre, y eso es lo último que supo de él.
Han pasado diez años de aquel triste suceso y actualmente Elena trabaja en Francia, en un restaurante que está a pie de playa, junto al mar, vive sola en un piso pequeño, pero tras abandonar a su marido, protagonista de tan luctuoso suceso con su hijo desaparecido, está ahora con Ramón, su nueva pareja, no están casados, pero es con el que ha rehecho su vida.
No obstante todo para ella cambia cuando un día conoce a Jean, un adolescente francés, que le recuerda a su hijo que tendría en ese momento su misma edad, del que nunca más supo, y del que se hace amiga ya que surge una fuerte conexión entre ambos, puesto que parece que ha despertado en ella ese espíritu maternal al tener enfrente o junto a sí, a un chico que podía ser el hijo que perdió.
Es un drama que se ve plácidamente en el que se repiten algunas situaciones y en el que en todo momento deja siempre la duda de las intenciones de uno y de otro.
Por parte de Elena ha despertado en ella el instinto maternal antes dicho, por parte de Jean, un cariño que tal vez no es el que recibe de sus padres o el despertar del sexo, aunque sea con una persona mucho mayor que ella.
Marta Nieto está espléndida, a la que presta debida respuesta el joven actor Jules Porier así como el catalán Alex Brendemühl.
La actriz murciana consiguió el premio Venice Horizons en la Mostra de cine de Venecia.
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