. |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
La falta de imaginación de los guionistas hace que recurran a temas ya conocidos, por eso no es extraño que muchos digan que 'Stigmata' (1999) se parece a El exorcista (1973), ya que algo hay en ella de la película de William Friedkin, como también ocurría con El fin de los días (1999), de Peter Hyams.
Frankie es una joven con una vida absolutamente corriente que le empiezan a salir estigmas, las señales de la cruz de Cristo.
Ni los médicos, ni los psicólogos, pueden darle una explicación a sus misteriosas heridas, hasta que se encuentra con un sacerdote local que se pone en contacto con el Vaticano para que manden a un investigador.
Aquí más que en la posesión diabólica se centra en esos estigmas, esas heridas lacerantes semejantes a las que sufrió Cristo en su pasión, que generalmente padecen algunas personas muy creyentes como muestra de sus sufrimientos espirituales, pero que aquí le salen a una peluquera atea, lo que no tiene mucha explicación científica, ni religiosa.
Por otra parte se introduce en el argumento un cierto enigma sobre determinados documentos que la Santa Sede intenta ocultar de la aparición del evangelio apócrifo de Santo Tomás que algunos científicos defienden que son de puño y letra de Jesucristo y que parecen contener los verdaderos principios de la Iglesia católica lo que pondría en peligro el estatus Vaticano que muestra el film como una poderosa corporación llena de secretos.
Se insinúa también un cierto romance entre el sacerdote y la protagonista.
Todo esto queda expresado de forma muy superficial, sin profundizar en ninguno de los temas apuntados.
La cinta se inscribe dentro de una corriente de producciones centradas en el tema del Anticristo y la religión católica.
El guion avanza por caminos ya conocidos, llamativos, para sorprender al espectador que espera emociones fuertes en el campo del terror que nunca llegan.
El efectismo de la realización no le beneficia para nada porque se queda en la superficie al intentar demasiadas cosas y no desarrollar bien ninguna.
En la interpretación destacan Patricia Arquette, que lleva bien su personaje, y Gabriel Byrne, un actor todo terreno que igual hace de diablo en El fin de los días (1999), que de sacerdote en 'Stigmata' (1999), mientras que Jonathan Pryce carga con el personaje antipático del cardenal que procura guardar los secretos.
Una película que poco aporta al género quedándose en lo puramente comercial, y no pasa de ser un mero entretenimiento.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
TRÁILER'S
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE