, . |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay películas que resultan un verdadero milagro tras los avatares sufridos en su rodaje y producción.
'El guerrero núm. 13' (1999) es una de ellas.
Basada en la novela 'Devoradores de cadáveres', de Michael Crichton, que surgió de una apuesta del escritor con un compañero por hacer una versión divertida la leyenda vikinga de Beowulf.
Para ello se inventa las peripecias aventureras de Ibn Fahdlan, un embajador árabe expulsado de la corte de Bagdad en el año 922 dC por seducir a la favorita del califa.
Deambulando en su exilio por Europa central, al detenerse en el puerto de un pueblo vikingo para abastecerse de suministros, se encuentra involuntariamente envuelto en una búsqueda para combatir y desterrar a una horda de misteriosas bestias que les amenazan en esa lejana tierra.
Allí se encuentra con unos guerreros nórdicos, vikingos, que necesitan a un extranjero que se una a ellos para vencer a esas misteriosas criaturas capaces de devorar crudos a sus enemigos.
El protagonista, poeta en principio, se convierte así en un guerrero, efectuando un doble viaje, físico y espiritual, que le lleva a superar sus propios miedos.
En el film se mezclan la fantasía heroica con una cierta base histórica, aunque ésta termina por dejarse pronto de lado.
La cinta sufrió los enfrentamientos entre el director John McTiernan con la productora Disney por un exceso de violencia en sus imágenes, lo que hizo que éste abandonara el montaje para hacer El secreto de Thomas Crown (1999).
La razón de su retraso en estrenarse se encuentra en ese enfrentamiento entre sus dos máximos responsables, el cineasta Michael Crichton, productor y autor de la novela de base con su director.
Crichton tomó las riendas del proyecto, modificó parte del contenido y contrató a su compositor favorito, Jerry Goldsmith.
Mientras tanto se rodaron escenas suplementarias, se le cambió la banda sonora y se hizo un montaje más ajustado para paliar la violencia que fue el motivo del enfrentamiento.
Decíamos lo del milagro porque a pesar de todo lo ocurrido, no ha resultado un desastre como se podía prever, pero sí lo fue en lo económico, aunque algo se resientan los personajes y se note la falta de nervio que McTiernan suele poner en sus películas de acción como ocurría en Jungla de cristal (1988) y La caza del octubre rojo (1990).
Queda así una producción de aventuras espectacular, a la antigua usanza, con resonancias épicas, o lo que es lo mismo, un entretenido espectáculo protagonizado correctamente por Antonio Banderas, con la reaparición del actor egipcio Omar Sharif y la presencia de la norteamericana Diane Venora.
Premio Alma a Antonio Banderas. Premio de la Imagen Foundation.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
TRÁILER'S
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE