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CRITICA
Por: PACO CASADO
En las películas infantiles no siempre se logra dar con la tecla para que todos nos divirtamos y quedemos contentos.
En el caso de 'Matilda' (1996), Danny De Vito, su productor y director, ha comenzado por pulsar la primera de ellas de forma acertada al elegir llevar al cine el texto infantil de Roald Dahl, un corrosivo autor, de los más populares de esta clase de literatura, que no se contenta con cursilerías al uso.
Al nacer la pequeña Matilda, es sensible y con una inteligencia fuera de lo común, sus padres, un vendedor de coches de segunda mano y una ama de casa aficionada a jugar al bingo, se sienten decepcionados sin motivo.
Con el paso de los años ella consigue, tras mucho insistir, que sus padres la matriculen en una escuela, pero el ambiente que respira en las clases no es mucho mejor que el de su casa.
DeVito crea a Matilda Wormwood, una maravillosa niña pequeña superdotada, un auténtico genio, y como contraste le coloca a su lado a una familia que es prototípica representante de la aberrante sociedad de consumo actual, alienada con la televisión.
Ante este espejo la protagonista brilla con luz propia, pero no contento con ello hará lo propio cuando por fin deciden mandarla al colegio, por decir algo, donde se tropieza con una especie de sádico Hitler femenino por directora, quien por delante pone el castigo corporal, que utiliza a los niños para ensayar sus antiguas habilidades como lanzadora de martillo.
Frente a ello también se permite algunas licencias, como fantasear con los poderes que posee Matilda, con los que logra ridiculizar a sus superiores, las travesuras infantiles con las que se burla de sus mayores o el cariño con que trata a su encantadora maestra a la que se une en su desgracia y comprende en todo su dolor.
Al frente del reparto está Mara Wilson en el papel de Matilda que ya viene con la experiencia de haber intervenido en Sra. Doubtffire. Papá de por vida (1993).
Danny De Vito no cae en gazmoñerías, en lo típico y tópico de las cintas infantiles al uso, al tiempo que logra que los niños se diviertan, y que incluso los mayores también lo pasen bien.
Como director pone sus conocimientos al servicio de un interesante guion y como actor no tiene inconveniente en hacer el payaso en compañía de Rhea Perlman, su esposa en la vida real, con tal de que todos disfrutemos con ello.
Premio Cinekid del público para Danny DeVito. Premio YoungStar para Mara Wilson.
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