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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ruka tiene 14 años, es una estudiante de secundaria a la que le cuesta expresar lo que siente, no tiene amigas, la conocemos al inicio de esta historia haciendo deporte en el instituto y cobrándose la falta que le ha hecho una rival en el juego.
Al margen de este incidente Ruka se ve envuelta en un misterio que involucra la vida marina en todo el mundo, en el que dos extraños chicos también lo están de alguna manera.
Un anime japonés en el que se cuenta que esta adolescente cuyos, padres se han separado, se refugia con cierta frecuencia en el acuario local donde trabaja su padre, por lo que pasa mucho tiempo allí, fascinada con la enorme cantidad de especies marinas que se dan cita en ese lugar.
Allí conoce a esos otros dos chicos Umi (Mar) y su hermano Sora (Cielo), que fueron criados por dugongos, unas criaturas marinas gigantes que les dieron unas habilidades acuáticas muy especiales, que son trasladados allí por problemas familiares.
Tras entrar Ruka en contacto con esos dos misteriosos jóvenes, a los que ve nadando entre las ballenas, su vida cambia ese mismo día, ya que se da cuenta de que ambos tienen una especie de conexión sobrenatural con el océano, al igual que ocurre con ella, que siente la misma extraña llamada del mar.
Sin embargo, el poder de sus dos nuevos amigos parece interponerse con los intereses del acuario y de la población en la que todos residen, ya que posiblemente está relacionado con eventos extraños que han estado ocurriendo cada vez con mayor frecuencia, como la aparición de criaturas marinas alejadas de su territorio habitual y la desaparición de peces de acuarios en todo el mundo.
Este encuentro entre los tres parece activar una serie de hechos sobrenaturales como la caída de un meteorito o que todos estos hechos marinos converjan en Japón.
No obstante algunos creen que estos sucesos están relacionados con los dos chicos e intentarán utilizarlos en su beneficio.
La cuestión está en saber si los seres humanos olvidarán sus diferencias para descubrir el misterio de la vida.
Como otras adaptaciones de comic japoneses, en este anime de Ayumu Watanave, se cuenta un relato muy extenso y lleno de ideas en un film que lo mejor para disfrutarlo es compartir el desconcierto de esta historia de iniciación de la que no se entiende casi nada de los misterios del mar y el universo.
Uno de los más bellos animes que nos ha brindado el cine japonés en 2019, repleto de imágenes llenas de color, luz y movimiento que nos transportan a un mundo mágico en el fondo de los océanos.
El guion, una vez pasada la mitad de la narración, se vuelve cada vez más surrealista, en el que conocemos la conexión entre los tres jóvenes, complica la historia al tomar unos derroteros con una narración bastante confusa que desconciertan al espectador, con querer saber dónde tendrá lugar el llamado Festival del nacimiento, las desapariciones constantes de los dos chicos con la consiguiente búsqueda, la historia del meteorito y otros personajes que entran en escena, que alargan innecesariamente la historia.
Lo mismo ocurre con una serie de fenómenos y efectos especiales que se introducen en los metros finales que no se justifican debidamente, ni tampoco enriquecen el espectáculo que se hace muy largo y en el que se filosofa demasiado, en una pretendida conexión entre el mar, los humanos y el universo que no acabamos de entender cual es el sentido.
Ayumu Watanave debutó en el largometraje de animación con Doraemon y el pequeño dinosaurio (2006) al que siguió Doraemon y el reino de Kibo (2008) tras lo cual se dedicó a las series de televisión, siendo este su cuatro título como director.
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