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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hace cinco años Miss Agente especial (2000) no lograba todos los objetivos propuestos pero sí hacerse con la taquilla americana. Mucho se ha tardado en hacer una secuela de aquella, tal vez porque su protagonista y productora se ha tomado un respiro de casi dos años sin actuar, pero al fin la convencieron para volver a meterse en el papel de Gracie Hart, la agente del FBI que tras participar en un concurso de Miss América, ahora la agencia desea convertirla en su imagen.
Tras hacerse pasar por concursante en el certamen de Miss Estados Unidos para frustrar un ataque, la agente del FBI Gracie Hart deja de lado la investigación para convertirse en una estrella mediática.
Influenciada por su jefe, el agente McDonald, quien le hace ver que su fama es un obstáculo para llevar a cabo su labor policial, Gracie decide servir al departamento del único modo posible: vestida y peinada para someterse a entrevistas en programa televisivos como El rostro del FBI.
Pero cuando la ganadora del concurso de belleza y el presentador del mismo, los dos amigos suyos, son secuestrados en Las Vegas, el instinto policial de Gracie vuelve a aflorar.
El film comienza metida en un caso y teniendo un roce con la agria compañera de color Sam Fuller, que terminará siéndole asignada como guardaespaldas, acabarán convertidas en amigas y resolviendo el caso del secuestro de Miss América y de un amigo suyo a causa del juego, mal que le pese a su jefe en Las Vegas, que la quiere retirar del servicio.
La cinta acaba con un epílogo emotivo en el que vuelve a encontrarse a sí misma tras haber pasado el sarampión de la fama que tanto afecta y transforma.
Sandra Bullock comenzó haciéndose un nombre con películas de acción como Speed. Máxima potencia (1994) y Demolition Man (1993), pero se empeñó en hacer comedias que fracasaron en taquilla como Mientras dormías (1995) y Siempre queda el amor (1998).
Por fin con Miss Agente Especial (2000) dio con la fórmula de mezclar ambos géneros, la acción y la comedia.
Y no duda en reírse de sí misma.
La malhablada, agresiva y frustrada agente Grace Hart ha logrado reeducarse y aunque sigue sola tras un fracaso amoroso, no duda en volver a usar el arma y la placa para rescatar a un amigo.
Un guion previsible, una dirección que ya no cuenta con el oficio de Donald Petrie, sino que ahora es el televisivo John Pasquin, que no por ello le da más ritmo, y tampoco cuenta con los nombres de Michael Caine y Candice Bergen, aunque repiten Ernie Hudson como su jefe y William Shatner como su amigo.
El resultado, como la anterior, para pasar el rato.
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