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CRITICA
Por: PACO CASADO
Un documental se puede rodar de cualquier tema, como divulgación de cultura, científico, turístico y muchas otras materias, pero también se puede hacer con un afán propagandístico, como es el que mueve a este que comentamos sobre el consumo de marihuana o cannabis en España.
Este documental surge en parte por el problema que han tenido algunas personas consumidoras de cannabis, como producto medicinal, como relajante para concebir el sueño o calmante de dolores, debido al confinamiento producido por el Covid 19 y así lo manifiestan algunas de ellas al comienzo del mismo, al quedar desabastecidas de este producto.
Hubo una época en la que el consumo de marihuana estuvo prohibido y aún lo sigue estando el cultivo en grandes cantidades de cara a la comercialización y tráfico de estas plantas para convertirlas en substancias para el consumo festivo, como dicen algunos partidos que lo defienden, sobre todo Podemos.
A lo largo del mismo se hace un poco de historia trasladándonos a 1946 cuando los legionarios fueron los primeros que lo consumían con el nombre de grifa y así se sigue en posteriores años con las consiguientes prohibiciones llegando incluso a ser autorizado por una ley en Cataluña pero posteriormente el Tribunal Constitucional la derogó.
A lo largo del mismo se recogen declaraciones de enfermos, vendedores, cantantes, filósofos, políticos en defensa de su autorización y de la libertad de expresión, de poder hacer cada uno con su cuerpo lo que quiera e incluso hay una propuesta de ley en trámite, apoyada por Podemos y el Ministro de Consumo Pablo Iglesias, pendiente de aprobación, arguyendo que generará empleo y será bien para la economía del país.
Incluso la Organización Mundial de la Salud la defiende, pero con motivos medicinales.
El problema que nos preguntamos es que si tanta campaña de propaganda hay en contra del tabaco cómo se quiere permitir un producto más para dañar los pulmones de las personas, además del tráfico ilegal que ello puede producir.
Como documental no tiene más valor que el de la información que ofrecen sus imágenes, como exhibición comercial no tiene interés, y cinematográficamente es más bien pobre de solemnidad.
Habría que decir aprovechando como reza su subtítulo "primero la salud de las personas".
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