, . |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Lo primero que se aprecia al ver esta película es la frescura que ofrece el cine de aventuras realizado por el cine norteamericano que generalmente se conserva bien a través del paso de los años porque siempre hay espectadores que gozan con las producciones de este género.
En la década de 1840, en la Península de Florida, el capitán Quincy Wyatt, un intrépido explorador del ejército, persigue la pista de unos traficantes de armas que están vendiendo rifles a los indios semínolas.
Tras ser destruido un fuerte que había sido ocupado por los semínolas, los soldados estadounidenses y sus compañeros civiles que fueron rescatados, deben enfrentarse a los misteriosos Everglades donde les asechan los peligros de la naturaleza y siendo perseguidos por los indios hostiles, para poder llegar a un lugar seguro.
El teniente de la Marina Tufts acompaña al explorador Quincy Wyatt a los Everglades para derrotar a los indios semínolas que amenazan a los primeros colonos en Florida, lo que hará que en algún momento Wyatt tendrá que enfrentarse a Oscala, el jefe de la tribu.
En este film se descubre a un Raoul Walsh como un experto narrador, con una vivacidad y un ritmo cinematográfico que no muchos realizadores saben dar a este tipo de cine para que no decaiga en ningún momento de la trama, cuando se encuentra con la aventura pura y dura.
Se aprecia con esta cinta la estimación de la que goza este director por parte de la revista francesa Cahier du Cinema, porque en 'Tambores lejanos' (1951) sólo hay puro cine, de ese que tanto escasea en la actualidad.
Se comprende también por qué el cine norteamericano goza de esa reconocida fama y cómo sus directores suelen ser maestros en las producción de cine de acción.
La aventura en este caso es mínima, a veces convencional, y en algunos momentos casi inverosímil, pero consigue captar al espectador y hacer que se meta en la acción, con escenas de este género muy bien construidas lo que hace que la película se pase en un soplo y al terminar se quede con la sensación de haber visto un grato espectáculo, infantil si se quiere, pero distraído, con esa sensación de frescor que produce ver la verde vegetación de la selva.
En Raoul Walsh hay madera de director, algo de lo que no cabe la menor duda, en el que hay una esperanza hecha realidad.
Cuenta con el apoyo de un buen guion de Niven Busch y Martin Raskin y también con la colaboración de la música de Max Steiner, aunque nos parece que no es de sus partituras más logradas.
Igualmente en el reparto está la experta veteranía de Gary Cooper que carga sobre sus espaldas con todo el peso del apartado interpretativo,
En la parte fotográfica Sid Hickox aporta su granito de arena con una imagen de una gran nitidez, tanto en los pasajes submarinos como en los interiores selváticos.
Todo ello contribuye a que Raoul Walsh haya conseguido una película realmente deliciosa.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE