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CRITICA
Por: PACO CASADO
La familia Shore, de New Bedford, en el estado de Massachusetts, lleva más de un siglo dedicada a la misma tarea: la pesca de la ballena.
Generación tras generación, los Shore mantienen su monopolio distribuyendo a su gente en los buques que van a realizar las mejores capturas.
Joel y Mark son dos hermanos miembros de esta saga de balleneros.
Pero ahora, en 1857, cuando el tronco familiar es más firme se produce una ruptura: el ballenero Nathan Ross va a ser comandado por Joel.
Mark decide buscar nuevas rutas en el Océano Pacífico, pero se pierde en una expedición, desapareciendo misteriosamente sin dejar rastro.
Joel y su esposa Priscilla parten en su búsqueda.
Cuando lo hallan se encuentran a un hombre totalmente cambiado.
No solo flirtea con su cuñada, sino que provoca un motín para alterar el rumbo e ir en busca de un valioso tesoro.
Esta es una nueva versión, basada en la novela de Ben Ames Williams, que ya fue llevada al cine en 1922 y en 1928.
En esta ocasión se ha encargado de hacer el guion Harry Brown, ganador de un Oscar por la adaptación de la novela Un lugar en el sol (1951), de George Stevens, con Elizabeth Taylor y Montgomery Clift.
Esta nueva versión nos vuelve a contar la rivalidad entre estos dos hermanos por una misma mujer y muchas perlas negras en una de las islas del Pacífico.
Como se puede observar por el breve resumen argumental, se trata de una película de aventuras de las muchas que realiza la productora Metro Goldwyn Mayer en estos años cincuenta, con un gran dinamismo, que hace las delicias de los niños y jóvenes, y por qué no, también de los mayores en muchos casos.
El film toca todos estos temas aventureros con una gran superficialidad, a base de una realización clásica del género llevada a cabo por un artesano como Richard Thorpe, con poca originalidad, ya que entre otras cuestiones recuerda a una cinta anterior titulada Capitanes intrépidos (1937), de Victor Fleming con Spencer Tracy.
Una de las partes más logradas de la cinta es la primera en donde encontramos algunos aspectos de tipo documental en torno a las tareas marineras de la caza de la ballena.
Sin embargo, cuando entra en la ficción, la película desciende en su línea de interés, pero no por ello deja de ser entretenida.
El director contó para el duelo interpretativo entre los dos hermanos con dos actores que ya habían trabajado anteriormente con él, Stewart Granger en El prisionero de Zenda (1952) y Robert Taylor como protagonista de Ivanhoe (1952).
'Todos los hermanos eran valientes' (1953) se sitúa en un momento en el que Richard Thorpe realizaba películas de aventuras para la MGM como las citadas anteriormente o Los caballeros del Rey Arturo (1953).
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