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CRITICA
Por: PACO CASADO
La plataforma Netflix está ofreciendo últimamente unas interesantes muestras de producciones del género policiaco que se asemejan más a las de los años dorados de esta clase de cine que a las actuales y por supuesto tienen un mayor interés que las de hoy en día.
Esta es la historia de Katie Franklin, una chica que trabaja de camarera en el turno de noche de un modesto restaurante de Chicago, mientras estudia medicina.
Está casada con Adam, un chico de color, que también estudia pero no encuentra trabajo, que un día va a recogerla del turno cuando sucede un atraco y éste desarma al delincuente dejándolo en mal estado.
El restaurante cierra al morir el dueño y ella se queda sin trabajo, pero una agencia de colocaciones le proporciona cuidar a Leonard Wellsley, un señor mayor, que no tiene familia, y un día de repente muere y aparece Julia, una abogada con un testamento en el que le deja su gran mansión a Katie.
Cuando se aposentan en ella, dejando su pequeño apartamento, descubren un baúl con una buena cantidad de dinero que meten en una caja de seguridad en un banco sin declararlo a la policía, que no obstante levanta una investigación para saber las causas de la muerte.
Ciertamente esto no es más que casi el principio de esta interesante historia que tiene un buen guion muy bien tramado de David Golden, un guionista con más de dos docenas de TV Movie, que es el segundo que escribe para el cine, en el que pasan muchas más cosas y en las que la intriga se va enredando cada vez más y a cada paso que da se pone más interesante.
No obstante parece que todo se pone en contra de la inocente y honrada Katie que siempre quiere hacer las cosas por derecho, sin ir en contra de la ley en ningún momento, todo lo contrario que piensa Adam, al que trata de frenarlo constantemente, ya que él cree que es su oportunidad de salir por fin de los apuros de tener que pagar facturas al límite y disfrutar un poco de la vida.
Mientras, ella trata de terminar su carrera al igual que él, pero las cosas se complican cada vez más para ambos, ya que en algún momento vuelven a aparecer las consecuencias surgidas del atraco del inicio y de un asalto a una joyería, que no aparece en la trama, pero al que se hace referencia, así como de algunos personajes que tratan de apoderarse de la casa por otras cuestiones anteriores a todo ello.
Ciertamente si se analiza a fondo se podrían hacer muchas preguntas acerca de lo que ocurre y de cómo sucede y tal vez se podrían descubrir algunos agujeros, pero en líneas generales mantiene el interés.
Está llevado a cabo con un ritmo lento pero seguro, aunque a algunos espectadores de hoy les pueda parecer aburrido, cosa que no creemos que suceda.
La interpretación, tanto de la joven actriz Camila Mendes como de Jessie T. Usher, es bastante ajustada a sus personajes y no digamos del veterano Elliott Gould de 81 años, el actor más conocido del reparto, y de Sasha Alexander en el papel de la inspectora de policía Chesler.
Por su parte la dirección corresponde a Michael M. Scott, un experto director televisivo con más de medio centenar de TV Movies y series, en el que se nota la seguridad con que lleva a cabo la puesta en escena de esta interesante historia.
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