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CRITICA
Por: PACO CASADO
El género de la ciencia ficción, nacido en Norteamérica y en proceso de maduración actualmente en Europa, presenta inmejorables perspectivas para el arte cinematográfico.
Sin embargo, inexplicablemente, éste no ha sabido aprovechar, sino en contadas ocasiones, las posibilidades que esta clase de literatura le ofrecía.
Uno de esos títulos ha sido tradicionalmente 'Planeta prohibido' (1956), uno de los clásicos indiscutibles de la ciencia ficción de los años 50, en el que cuenta que en el año 2.200 una expedición es enviada al planeta Altair-4 para saber qué es lo que ha sucedido con una colonia espacial de la que hace mucho tiempo que no se tienen noticias.
Al llegar se encuentran con un extraño personaje, llamado Doctor Morbius, acompañado de su guapa hija y de un curioso robot.
Llegado ahora a nuestras pantallas comerciales con más de diez años de antigüedad, es éste el primer hándicap con el que se enfrenta esta película.
De ella se resiente en un aspecto de producción y factura puramente externa; los decorados, el vestuario, los telones de fondo, no son eficaces hoy en día.
Por otra parte la televisión ha familiarizado a los espectadores con este tipo de argumentos y de aventuras, y lo que hace tan sólo unos años podría causar asombro, actualmente resulta perfectamente normal para el espectador.
A pesar de todo esta producción supera esos peligros, porque en esencia, 'Planeta prohibido' (1956), es un buen film de ciencia ficción, que ha contado con un amplio presupuesto para, en el fondo, adaptar La tempestad, de William Shakespeare, situándola en pleno siglo XXIII, que es en lo que se han basado Irving Block y Allen Adler, para crear el argumento y Cyril Hume para hacer el guion.
Lejos del esquematismo de expedicionarios buenos y científico malo, que tan frecuentemente vemos en esta clase de cintas, ésta plantea con hondura y seriedad todo un cuadro matizado y rico del enfrentamiento de los humanos con una civilización altamente desarrollada.
En la película se combinan los motivos espectaculares y los aventureros con la presentación en profundidad de la cultura que ellos descubren.
No obstante estar dirigida por Fred MacLeod Wilson, director de carácter más bien artesanal, consigue lograr unas cotas de reflexión y de madurez a las que hasta ahora no se había alcanzado en este género.
El hombre se enfrenta a algo desconocido, pero no por ello ha de ser malo, y todo queda pendiente del comportamiento moral, del uso que la propia persona pueda hacer de esos descubrimientos.
Aunque los advirtamos antiguos, los efectos especiales siguen siendo eficaces y el film se mantiene en un terreno espectacular.
Unido a ello hay que destacar la hondura y la riqueza del tema y el estilo.
Nominado al Oscar a los mejores efectos especiales. Premio National Film Preservation Road.
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