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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tito es un hombre de 50 años que atraviesa una crisis personal de mediana edad, cuya existencia ha perdido un poco el sentido.
La empresa en la que trabajaba ha cerrado por quiebra y se ha quedado en la calle.
Debido a ello decide regresar unos días a su pueblo natal, perteneciente a esa España vacía, en la que cada vez vive menos gente en un paisaje de casas y fábricas abandonadas o derruidas, callejones solitarios en los que es difícil que vuelva a renacer la esperanza y un mundo más justo.
Después de 15 años de ausencia, no ha perdido a sus antiguas amistades, para los que la situación no es mucho mejor que la suya.
Tito quiere regresar arreglar su abandonada casa y poner un poco de orden en sus cosas.
Cuando llega encuentra un pueblo mucho más tranquilo, casi desierto y deprimido.
Pronto se entera que el motivo no es otro que está dominado por la familia Crespo, compuesta por unos mafiosos que han sembrado el miedo entre los vecinos a los que tienen aterrorizados.
El padre de esta familia esta casado con Svetlana, a quien en el pueblo llaman La Rusa, aunque ella es de origen ucraniano, que a pesar de que es un miembro más, la tratan poco menos que como a una criada.
Es ella la que se encargada del bar del pueblo que Crespo compró a Germán, un amigo de Tito, que estos mafiosos lo tiene de tapadera.
Desde entonces pocos parroquianos entran a consumir ya que la chulería del hijo de Crespo y sus matones son los encargados de sembrar el terror en el pueblo, por lo que nadie se atreve a enfrentarse a ellos.
Un día en el que Crespo maltrata a la Rusa, ella acude a Tito y le pide que la saque de allí, a lo que éste accede, pero pronto los matones van tras ellos pisándoles los talones.
Se trata de una pequeña película, entre otras cosas por su corta duración, ya que es casi un mediometraje de una hora, que tiene cierta semejanza con la obra teatral Fuenteovejuna, de Lope de Vega, aunque con ligeras variantes, ya que aquí de momento no hay crimen, pero sí que se asemeja en que finalmente todo el pueblo se une para conseguir quitar del mismo la tiranía al que lo tiene sometido la familia Crespo cuando alguien como Tito decide hacerles frente y los habitantes cobran fuerza para lograr levantarse contra ellos, por lo que parece que todo puede cambiar y tal vez también los planes de Tito.
Pequeña también en cuanto al escaso reparto y por otra parte a la corta ambición de su realizador, el guipuzcoano Aritz Ortiz, para el que supone su ópera prima, realizada en quince días con veinte mil euros, en el pueblo pacense de Valdetorres (Badajoz) cuyos habitantes colaboraron gustosamente al rodaje, sobre todo en las escenas finales.
El guion se inspira en un suceso acaecido en Mirandilla (Badajoz) muy parecido a los que se cuenta en esta historia.
Este thriller es cine independiente, de bajo presupuesto, rodado en dos semanas, autofinanciado, producido, escrito, montado y dirigido por Aritz Ortiz que tiene un ambiente y un tono de cinta amateur muy propia de una primera obra, pero se deja ver bien, tal vez debido a su corto metraje que pasa en un vuelo.
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