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CRITICA
Por: PACO CASADO
La cineasta grancanaria Dácil Manrique de Lara Millares es lo primero que hace en cine y se trata de un documental que ha realizado en honor y memoria de su abuelo Alberto Ignacio Manrique de Lara que era un pintor famoso, nacido en Las Palmas en 1926 y fallecido el 28 de marzo de 2018 a quien quería ofrecerle este recuerdo que desgraciadamente no tuvo tiempo de poder ver.
La que sí sigue con vida es Yeya Millares, su abuela, que era su esposa, a la que conoció cuando tenía 23 años y se casó con ella, pidiéndoselo en alemán, a la que conoció en un concierto, ya que ella es violinista.
La madre de Dácil era soltera y ella se crió prácticamente con sus abuelos a los que consideraba como si fueran sus padres, ya que el suyo real se negó a darle sus apellidos hasta los 22 años, que se los rechazó, cuando se fue a vivir con él a Madrid.
Alberto se reunía con otros nombres interesados por la cultura como Martín Chirino y Manolo Millares, que escribían poesía y pintaban, en una especie de asociación que llamaban Los Arqueros del Arte, que tuvieron problemas con el comisario Conesa debido a sus publicaciones que eran consideradas subversivas.
Cuando Dacil volvió rememoró un momento de su infancia en el que estuvo a punto de morir cuando un hombre quiso estrangularla.
Alberto Manrique empezó a estudiar aparejadores, pero lo dejó por la pintura y la primera exposición que hizo en Madrid de acuarelas se vendió el primer día.
La verdad es que sus cuadros son una auténtica maravilla, llenos de ingenio y originalidad, ya sean en acuarela o en óleo y tienen mucho de aspectos arquitectónico en sus expresiones, tal vez por aquello de esa vocación abandonada.
El documental es una mezcla de videos caseros, los diarios de la abuela, fotos antiguas de la familia y filmaciones actuales que hacen un contraste en cuando a la calidad de éstas en contraposición al material antiguo de mala calidad y a veces en mal estado, expuestos sin un orden cronológico o una línea a seguir que le de una unidad.
En todo ese material Dácil se encuentra con recuerdos tan bellos como dolorosos, descubre una realidad llena de magia y el arte de su abuelo reflejado en sus cuadros.
Es un conmovedor e intimista retrato del pintor en el que se nos invita a realizar un viaje de exploración al pasado.
Está dividido en varios capítulos titulados La memoria, Los arqueros, El padre, La pesadilla y El arte cura, en los que se tocan los diversos aspectos que componen esta historia.
Una vez más hemos de decir que el interés de este documental, como ocurre en otros muchos, está en poder conocer la figura humana y artística de este hombre más que en la calidad de su sencilla realización, cuya comercialidad es muy limitada.
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