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CRITICA
Por: PACO CASADO
Retenida por la censura polaca durante un par de años y premiada por la crítica en el Festival de cine de Cannes de 1979, 'El hombre de mármol' (1977) es sin duda una obra maestra de Andrzej Wajda y en muchos aspectos, por su estructura de guion, y por su complejidad es el equivalente socialista al Ciudadano Kane (1941), de Orson Welles, para el cine occidental.
En efecto, partimos de un personaje célebre que en un momento determinado de su existencia desaparece de la vida pública, y de la laboriosa reconstrucción que de los acontecimientos ocurridos intentará hacer una joven cineasta de Cracovia en 1976 para su película de final de carrera y obtener así su diploma en el instituto donde cursa sus estudios cinematográficos.
Ella cuenta la vida de Birkut, un albañil que en los años 50 fue brevemente un héroe del proletariado, e intenta analizar cómo se creó ese heroismo y que fue de él en los años posteriores.
Eso lo lleva a cabo mediante tomas descartadas, metraje censurado en su momento, así como entrevistas con los amigos y la ex esposa del cineasta que lo convirtieron en un héroe.
De esa manera crea el retrato de Birkut, un hombre que creía en la revolución obrera, en la construcción de viviendas para todos y esas mismas virtudes fueron su perdición.
Ello da pie a que el director de Cenizas y diamantes (1958) analice con su objetividad y sentido crítico que le son habituales, los veinticinco últimos años de la vida polaca, pero sin caer nunca ni en la simple denuncia, ni en el panfleto, sino que con un auténtico rigor y haciendo una verdadera autocrítica, irá presentando los aspectos más polémicos, controvertidos y dolorosos, pero también positivos, de una época que queda reflejada en el protagonista y toda la generación de polacos a la que pertenece.
Al mismo tiempo hace una dura crítica contra la corrupción del gobierno comunista polaco y desconstruye las imágenes falsas de propaganda y la manipulación de los funcionarios en beneficio de los políticos.
Se trata de una obra compleja, que posee un denso y muy bien trabajado guion, que incluye los reportajes, los testimonios, el pasado y el presente, algunos en blanco y negro, que nos van ayudado a reconstruir la historia de Mateusz Birkut, este obrero ejemplar, luego purgado por el propio aparato socialista, más tarde recuperado y finalmente evaporado en su misma honestidad y amargura.
El film se desdobla, por una parte entre la joven directora en el presente y por otra en Mateusz Birkut en el pasado, representando cada una respectivamente el hoy y el ayer de una Polonia que, en su dolor y su esfuerzo, no deja avanzar en su socialismo, en su poblada sociedad, donde como en todas partes, hay gentes honestas y personajes vividores, criaturas personificadas y perfectamente diseñadas en las numerosas mujeres y hombres que van desfilando por las imágenes de esta cinta que con realismo, honestidad y notable sabiduría cinematográfica, nos da un auténtico fresco histórico del pasado reciente de la nación polaca.
Premio Fipresci en el Festival de Cannes 1978. Premio especial del círculo de críticos de Nueva York 1981. Premio de la crítica en el Festival Polish 1977. Mejor film en el Zlote Kaczki (Golden Duck), Poland 2009.
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