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CRITICA
Por: PACO CASADO
De un tiempo a esta parte se pusieron de moda en el cine las parejas de policías, pero con caracteres muy diferentes de donde surge a veces la comicidad.
Es el caso de esta películas en la que se juntan Joe Gavilan, un veterano policía que está en la cumbre de su carrera pero que pasa apuros económicos, sentimentales; en sus ratos libres se dedica a la venta de pisos y está siendo investigado por su propio departamento.
El otro es K. C. Calden, un joven metido a policía que secretamente quiere vengar la muerte de su padre, pero que lo que le gusta es ser actor, emular a Marlon Brando y también da clases de yoga en su tiempo libre para sacar un dinero extra.
El motivo de la investigación, que es un crimen múltiple cometido en una discoteca, pasa a veces a un segundo plano, interesando más la situación cómica que la intriga policiaca, a pesar de que el guión ha sido escrito por Robert Souza, un experto policía con 22 años de servicio y que algunas de las situaciones que reflejan son copiadas de la realidad.
No obstante el equilibro entre la comedia y la intriga, no está conseguido, ni resultan convincente sus personajes que nada tienen en común, distanciados por sus edades e intereses personales distintos o la consabida larga persecución final.
Shelton maneja aceptablemente la simpática historia, que se desarrolla en la capital de glamour, al servicio de los actores con situaciones cómicas regularmente resueltas de un flojo guion.
Se pone de manifiesto la veteranía de Harrison Ford frente a la poca experiencia de Josh Hartnett en esta comedia convencional sin demasiadas complicaciones.
Ellos son lo más valioso de la cinta y el gancho principal de la misma que, a pesar de todo, logra divertir, aunque esperábamos más.
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