|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por la sección oficial a concurso del Festival de cine de Sitges, llega a las plataformas 'The ownes (Los propietarios)' (2020), de Julius Berg.
La acción de esta historia se sitúa en la Inglaterra de los años noventa del pasado siglo en la que tres amigos veinteañeros, bastante descerebrados, Nathan, Terry y Gaz, observan desde lejos el movimiento que se realiza en un gran caserón en las afueras, del que salen algunas personas, que son pacientes que van a visitar al anciano médico, supuestamente rico, Richard Huggins, que reside allí, con la intención de hacer un robo fácil y productivo.
Ellos saben que ese día de la semana, el matrimonio entrado en años compuesto por Richard y su esposa Ellen, tiene la costumbre de salir a cenar fuera, con lo que, teóricamente, la casa se queda vacía.
Uno de los miembros de la pandilla, Nathan, es el hijo de Jean, la sirvienta que trabaja en la casa, por lo que sabe las costumbres de los dueños y que tienen una caja fuerte donde se supone que guardan una elevada cantidad de dinero, lo que no conocen es el lugar donde está situada en la gran mansión.
Mary es la novia de uno de ellos, de Terry, que tiene que irse a trabajar pero éste no le deja las llaves del coche y le pide que vigile mientras que enseguida vuelven, a pesar de que está en contra del plan que pretende llevar a cabo.
Al poco tiempo, desesperada porque no regresan, decide entrar a buscarlos mientras ellos tratan de localizar el sitio donde se encuentra la dichosa caja fuerte.
Entre tanto van cogiendo los objetos de valor que encuentran a su paso y cuando dan con ella se dan cuenta de que necesitan la combinación para abrirla, por lo que han de esperar a que regresen los dueños, y se ponen una medias por la cabeza para que no los reconozcan.
A partir de este momento la situación da un giro y la acción y las tornas cambian de repente y los gatos se transforman en ratones cogidos en su propia trampa, tratando de salvarse de una pesadilla que les puede costar la propia vida, algo que nunca hubieran podido ni imaginar.
Es la historia de un robo que parece que no se ha tomado muy en serio, que a veces tiene aspecto de comedia por las situaciones que se originan, mientras que en otras adquieren un tono bastante más que macabro y claustrofóbico con violencia explícita y muertes incluidas.
Entre los intérpretes encontramos a Rita Tushingham, que los espectadores más veteranos la recordarán como la guapa actriz del free cinema británico, que debutaba en Un sabor a miel (1961), La chica de los ojos verdes (1964) o Doctor Zhivago (1965), ahora convertida en casi una anciana, formando con Sylvester McCoy la pareja de los viejos propietarios del caserón.
El guion de Matthieu Gompel, Geoff Cox y Julius Berg, basado en la novela gráfica Une nuit de plenilune, del dibujante belga Hermann e Yves H., publicada en 2011, es bastante irregular y si en algún momento interesa es por el giro que da la acción a mitad del metraje, aunque es lo que resulta menos convincente.
En la historia no intervienen más que los personajes que se citan y prácticamente toda la narración se desarrolla dentro de la casa y en pocos lugares de la misma, por lo que muy bien se podría representar en un escenario teatral con unos pequeños retoques.
L a dirección corre a cargo del parisino Julius Berg, que tampoco parece haberse tomado muy en serio esta historia, con la que hace su debut tras las cámaras después de haber realizado un par de cortos y más de media docena de series y episodios para la pequeña pantalla de televisión.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE