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CRITICA
Por: PACO CASADO
Louis Malle fue un destacado director de la Nueva Ola francesa que se ha trasladado últimamente al cine norteamericano donde ya realizó 'La pequeña' (1978) y ahora filma 'Atlantic City' (1980), aunque esta última haya sido una coproducción entre Francia y Canadá, pero rodada en la propia ciudad a,ericana que supone el título de la película que en cierto modo es la protagonista, como en la anterior película lo fue la mítica New Orleans.
Atlantic City es la ciudad del juego en la costa Este de los Estados Unidos llena de corrupción, a donde va la gente a hacer realidad sus sueños.
En ella residen también todo tipo de seres extraños, un mafioso de poca monta y la esposa separada de un traficante de marihuana, que viven una historia de amor, envueltos en drogas, dinero y en la escapada de un constante peligro.
Allí habita también Sally, una canadiense que de día trabaja despachando ostras y de noche recibe clases de un croupier, soñando que llegará algún día a ser la primera mujer que trabaje en el casino de Montecarlo.
En su mismo hotel se aloja Lou Pascual, un antiguo gángster, que sueña en recuperar las glorias del tiempo pasado y que observa con sumo placer la serena belleza de Sally.
David se escapó con la hermana de Sally, su mujer.
La casualidad ha puesto en su poder un paquete de droga y, temeroso de que los traficantes le alcancen, se presenta en casa de Sally, en Atlantic City.
Los traficantes lo encuentran y la droga va a parar a manos de Lou, un vecino de Sally que, en tiempos, fue un pistolero en una banda de Chicago, mantenido por la viuda de su antiguo jefe.
Louis Malle va trazando la pintura de esa ciudad con un pasado de viejos gángsteres en los tiempos de la ley seca cambiado ahora el alcohol de otros tiempos por la droga, los casinos, las apuestas y el juego, al mismo tiempo que hace una gran metáfora sobre la soledad y los sentimientos heridos de ese gángster que recuerda viejas hazañas y cobardías en compañía de una mujer.
Y paralelamente corre también la otra pintura, la de ese veterano gángster, igualmente lleno de nostalgia, que vive amancebado con una dominante mujer que le mantiene.
Comienza dándonos el perfil humano de los personajes y se reserva la acción para la segunda parte.
A su memoria fluyen los recuerdos del pasado y la cobardía de unas hazañas que nunca llevó a cabo que, en cierto modo, le condicionan la vida que tiene actualmente con una mujer, a la que cada noche observa cómo unta su cuerpo con zumo de limón para quitarse el olor a pescado, que le ofrece un día la oportunidad de quitarse de encima su propio trauma realizando lo que nunca fue capaz de cometer.
El alejamiento progresivo del cine francés, su afición a la música de jazz y su amor por Susan Sarandon, hicieron que Louis Malle se acercara cada vez más al cine norteamericano.
Rodada con dinero canadiense y actores norteamericanos, monta con Burt Lancaster el personaje de ese gángster y articula un ingenioso remake de las historia de cine negro de los años cincuenta.
Los aciertos le dieron un éxito inmediato y Louis Malle se sintió cómodo durante el rodaje.
La acertada pintura de la ciudad, a la que contribuye la buena fotografía de Richard Ciupka, y la descripción de los personajes, corren parejos en los aciertos de la dirección, que si bien se entretiene al comienzo de la narración en la descripción y el perfil de los mismos, acelera su ritmo en la segunda parte dando una mayor movilidad a la acción del film.
Burt Lancaster incorpora perfectamente al gángster ya jubilado, papel que supuso un gran éxito para él, en su trabajo excepcional sobre la decadencia de su personaje.
Junto a él Susan Sarandon le da la respuesta adecuada en el papel de la ambiciosa provinciana que quiere ser croupier para poder salir del bajo mundo en el que se encuentra, en perfecto contrapunto con su admirado y maduro gángster.
Por su parte Louis Malle, director francés, consiguió una de sus obras más brillantes y entretenidas de las que ha realizado en los Estados Unidos, de una gran belleza que narra ese período crepuscular de ese antiguo gángster junto a las aspiraciones de una novata que desea integrarse en el mundo del juego.
León de Oro en la Mostra de Venecia. Cinco candidaturas al Oscar: película, Burt Lancaster, dirección y guion. Tres nominaciones a los Globos de oro: Film, dirección y Burt Lancaster. Bafta a la dirección y a Burt Lancaster. David de Donatello a Burt Lancaster. Fotograma de plata a la cinta y a Burt Lancaster. Premio Genie a Susan Sarandon, Kate Reid y a la dirección artística. Premio Sant Jordi a la mejor película extrajera. Primer premio en el Festival de Montreal. Premio de los críticos de Kansas City a Burt Lancaster y Susan Sarandon. Premio al mejor film, Burt Lancaster y John Guare de los críticos de Los Angeles. Premio NBR. Premio National Registry. Cuatro premios de Los críticos norteamericanos. Premio de los críticos de Nueva York a la cinta, Burt Lancaster y Jon Guare. Premio de los críticos de Boston a Burt Lancaster.
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