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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando un género se pone de moda, se hacen muchas producciones que siguen los patrones que están en voga.
En estos momentos es el terror el que se impone y así las películas se multiplican cada día, pero desgraciadamente no todas tienen la misma altura en cuanto a su calidad cinematográfica.
La ola de terror que ha surgido en Norteamérica, nos está llegado día a día a nuestras pantallas comerciales.
En este caso es Armand Mastroianni, primo del famoso actor del mismo apellido, de treinta años de edad, el que se inicia como director con éste su primer largometraje, entrando desde el primer momento en esta corriente de terror, sadismo, crímenes y sangre por doquier.
Hay que decir que su debut no ha sido muy afortunado, desde el punto de vista artístico, aunque indudablemente consigue lo que se ha propuesto, que no es otra cosa que asustar al espectador.
El guion de Scott Parker juega desde las primeras imágenes con el truco mezclándolas con las de una película que se proyecta en un cine, con la realidad que vive la protagonista de esta historia.
Una novia es asechada en Staten Island por un asesino en serie que únicamente mata a chicas casaderas y a las personas de su entorno.
Un duro policía, cuya novia había sido asesinada años atrás, trata de perseguirlo antes de que los crímenes vayan en aumento.
La protagonista pide ayuda a un antiguo amante.
En ese mismo tono seguirá todo el argumento de esta cinta.
Mientras tanto la protagonista tiene que averiguar si todo está en su imaginación o no y pide ayuda a su exnovio.
La historia no se justifica ni siquiera mínimamente, tampoco la actitud de los personajes y mucho menos al asesino, un hombre al que le ha dejado su prometida y se dedica a matar a jovencitas que están a punto de ir al altar.
Si a esto se le añade que la realización no resulta demasiado clara en la exposición de los hechos que suceden, preocupada exclusivamente por asustar al público, lo que resulta es únicamente una serie de crímenes sin mucha lógica, copiando a otros directores con más experiencia y oficio en estos quehaceres.
El plantel de jóvenes actores se defiende como puede y la música de los hermanos Alexander y Mark Peskanov se dedica a subrayar las acciones macabras.
Como curiosidad hay que anotar que esta película supone el debut en la pantalla de un desconocido en esos momentos Tom Hank en el papel de Elliot.
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